¿Acaso existen guitarras más poderosas y velocesque las del heavy metal? ¿Alguien se atrevería a poner en duda el peso de Iron Maiden y Slayer en la historia del género? Pues no.

Acusadas en distintos momentos de satánicos por grupos conservadores, ambas bandas se presentan de nuevo este martes en la ciudad de México para triturar los oídos de sus seguidores.

La agrupación británica fundada por el bajista Steve Harris regresa al DF como parte de su gira Maiden England, una producción que recrea las presentaciones de 1988 y que llevaron el nombre “Seventh Tour Of A Seventh Tour”.

Las cifras de la Doncella de Hierro son contundentes: 38 años haciendo metal, 80 millones de discos vendidos, 2,000 actuaciones en vivo y 15 discos de estudio.

El estilo de Maiden es inconfundible por sus guitarristas galopando, la tesitura del vocalista y un baterista que, contrario al grueso de las bandas de heavy, le da un papel protagónico al ride o platillo de acompañamiento y no utiliza doble bombo o pedal.

Además, ¿qué otra banda tiene como ícono a un personaje antropomórfico como Eddie? Sí, esa especie de momia que aparece en las portadas de los discos y en los conciertos.

Y qué tal el Boeing 757 bautizado como el Ed Force One con el que la banda recorrió el mundo en 2008, una aeronave piloteada por el mismísimo Bruce Dickinson. O la bebida oficial de la agrupación: la cerveza Trooper.

Uno de los dos invitados de Maiden es Slayer, agrupación fundamental en la historia del thrash metal y que desafortunadamente este año perdiera a su guitarrista líder, Jeff Hanneman (su posición es ocupada ahora por Gary Holt).

Tampoco estará Dave Lombardo en la presentación. El baterista de origen cubano se peleó este año con la agrupación estadounidense por dinero y ya no es parte de la banda. Paul Bostaph, quien había participado con el grupo en otras ocasiones, nuevamente es parte de la alineación.

Considerado uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis (junto a Metallica, Anthrax y Megadeth), Slayer no es condescendiente con los tímpanos. Su metal es brutal, como un taladro que perfora el concreto de los recintos donde se presenta.

Dos escuelas distintas, por un lado Maiden con un estilo europeo más armonioso y cantos altos y largos, y por el otro, Slayer representando la vertiente norteamericana agresiva y atascada.

El combo metalero incluye a Ghost, una banda sueca cuyo metal es más de atmósferas oscuras que de velocidades o distorsiones. Una de las cosas que más llama la atención es su performance, pues se presentan con túnicas negras y capuchas, y el vocalista personifica a un papa de rostro cadavérico.

¿Listos para sacudir el cráneo en el Foro Sol?