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Por: Omar Luna

Allí donde convergen las coronas de flores y las gorras fluorescentes de “Sorry Mom”, Hercules & Love Affair congregó una gran oleada de espectadores, entre fervientes fanáticos y curiosos expectantes; aunque todos, sin exceptuar tribu urbana, sacudieron el esqueleto con la música de los neoyorquinos

El escenario Bizco Club fue testigo de cómo Gustaph y Rouge Mary entonaban ‘Blind’ al tiempo de que la bruma de cannabis inundó el entorno. La alegría y la sensualidad brotó por doquier y las playeras poco a poco fueron siendo sustituidas por acalorados torsos, algunos más estéticos que otros.

A la menor provocación de los visuales psicodélicos con corazones, todos reprodujeron la imagen con sus manos. Los primeros impulsos eléctricos de Andy Butler y Mark Pistel para anunciar ‘Do you feel the same’ y ‘Falling’, arrancaron el estruendoso rugido amplificado por el gran domo que protege ante la amenaza latente del cielo capitalino.

Simplemente investido por un sarape rojiblanco con vivos en negro y una trusa ajustada en la misma tonalidad, Gustaph anunció que había sido la mejor presentación de los de la ‘Gran Manzana’ en lo que va del año, (somos afortunados) lo que se tradujo en la algarabía. Los autores de ‘Painted eyes’ y ‘My house’ dieron cátedra de lo que significa el género disco y dance funk.

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