Se viven tiempos de luz para los videojugadores mexicanos. Si estás en tus 30s o entrando a ellos y creciste con un Nintendo en tu casa (o te la vivías en la farmacia de tu colonia, gastándote valiosas monedas que en tu vejez necesitarás), seguramente te la pasaste envidiando todo lo que otras regiones del mundo tenían y nosotros no figurábamos ni en el mapa: revistas especializadas, programas de TV y radio, discos conmemorativos, libros de arte, publicidad en las calles de las principales ciudades, comerciales… Parecía que “allá afuera” nadie le tenía miedo a los videojuegos, pero en México sí.

Qué diferente es todo hoy. Tanto que incluso eventos de gran calidad que llevan años realizándose en otros mercados, por fin llegan a nuestro país con un increíble recibimiento. Ya pasó con Videogames Live!, después vino The Legend of Zelda y ahora fue Final Fantasy, unidos por la música, el lenguaje universal que no sólo apela a los videojugadores.

El Auditorio Nacional (que no se llenó) fue el marco para uno de los conciertos más memorables que hayan tenido lugar en él, no sólo por lo que representa (y que ya expliqué en los párrafos de arriba), sino también por su ejecución y calidad, tan enormes que incluso personas que no tenían idea de lo que es Final Fantasy pudieron disfrutar.

Final Fantasy surgió hace más 25 años en el NES, estableciendo un estilo dentro de los juegos de rol que ha permanecido con muchas evoluciones y cambios, pero conservando un eje rector inconfundible: la música.

Este 12 de marzo pudimos escuchar, en vivo y ejecutada por ni más ni menos que la Orquesta Sinfónica Nacional, la historia de todas las entregas de Final Fantasy contada con música. Y para nada es poca cosa, pues debemos recordar que en sus orígenes, la música de videojuegos se escuchaba con el toque inconfundible de los 8-bits y desde ahí fue evolucionando.

Aquella noche no se derramaron pocas lágrimas al recordar las historias, a los héroes y a las notas que acompañaron nuestra niñez y adolescencia a través de las 14 entregas que hasta ahora lleva la serie Final Fantasy.

Y los momentos emotivos tampoco faltaron: el principal, la presencia del compositor de la mayoría de la música de este juego, el japonés Nobuo Uematsu, que se sentó en una de las butacas mejor ubicadas del Auditorio Nacional para atestiguar el primer concierto de este videojuego en México. Antes, ya había salido al escenario con una máscara de luchador para recibir un sonoro aplauso y al final nos sorprendió con una tierna y graciosa actuación que demostró su humildad y su agradecimiento con el público mexicano. Era la primera vez que se interpretaba su música en nuestro país y su emoción era tan grande como la de quienes estuvimos ahí. Repito: no era poca cosa.

En uno de los momentos clímax del concierto, la orquesta y el director, Arnie Roth, nos sorprendieron con la presentación de los solistas que interpretarían “María & Draco”, de la famosa y emblemática escena de la ópera de Final Fantasy IV.La combinación entre orquesta, narración en vivo y cantantes (que incluso mostraban en su rostro y movimientos que no sólo cantaban, sino que actuaban) dio como resultado un momento inolvidable que nos puso la piel chinita.

Jamás, ni en uno de los mejores sueños de videojugador en nuestra infancia nos pudimos haber imaginado que la Orquesta Sinfónica Nacional iba a interpretar este tema con solistas, un coro impecable, en el Auditorio Nacional y con la presencia de Uematsu casual, entre el público, sentado con cara de emoción.

Y sí, todo el concierto estuvo plagado de sueños hechos realidad: un coro en vivo coreando “Sephiroth”, “Liberi Fatali”, el tema de los chocobos, la apertura de Final Fantasy VII, el tema de batalla de varias entregas, las canciones de amor y, por supuesto, la fanfarria cuando sales victorioso de una contienda.

Si a todo esto le agregamos la presentación del guitarrista clásico Pablo Dominguez en los temas “Dear Friends” de Final Fantasy V y, una de mis favoritas, “Vamo’ alla Flamenco”, de FF IX, tenemos un concierto verdaderamente histórico.

De los 8 bits a los 16, y luego a los 32, escuchar la música de tan queridos videojuegos interpretada por la mejor orquesta sinfónica del país es una fantasía hecha realidad digna de contarle a nuestros nietos. No cabe duda que la paciencia paga.