Es común que la
fantasía tropical de Jamaica, dibujada por las vibras amables de Bob Marley o
cualquier otro artista de reagge clásico, sea nuestro primer referente a la
hora de pensar en la música o la cultura de la isla caribeña. Falso. Jamaica es
uno de los lugares más peligrosos
, por lo menos, del continente americano. Las
ciudades grandes, Kingston principalmente, están infestadas de violencia
territorial, hay ghettos y la gente encuentra un nivel de desigualdad
insoportable.

Y desde la sección
de Cuba, en un barrio que se llama Cassava Piece, David Brooks, mejor conocido
como Mavado, ha construido un imperio gangster que se formó bajo la más
estricta ley de la selva urbana: o matas o te matan
. Pero el volumen de sus
bajos y el filo de sus letras le han llevado hasta las filas de Roc-A-Fella, el
sello de Jay-Z. También ha tenido colaboraciones con la G-Unit y sus temas son
obligaciones de los DJs de Dancehall que hay desde Brooklyn hasta Tokio.

El Jamaica Gleaner,
que es uno de los periódicos con más circulación de la isla, compara la lírica
de Mavado directamente con los Versos Satánicos de Salman Rushdie. También, las
comparaciones con el icono del ghetto americano, 2pac Shakur, no se dejan
esperar. Como 2pac, las letras de Mavado delatan un conflicto interno, una
constante lucha con demonios internos, una constante batalla por sobrevivir, la
resignación de que muchas veces la supervivencia manda a la moral a un plano
completamente secundario.