El color del Corona Capital 2015

Nunca había caminado por la pista de un autódromo, siempre hay una primera vez para todo. Mientras escucho a un fan de The Libertines desafinar el coro de una de sus canciones y renuncio a mil gorras, me acerco al acceso del festival y esquivo los granaderos, haciendo slalom. A continuación, agradezco a los dos controles de seguridad que no me hayan requisado el vodka que oculté en mi mochila y me preparo para mi primer concierto.

Todo apunta a que será un día largo y caluroso. El pop siempre amable de Alvvays me recibe junto a las primeras oleadas de asistentes solo para activar más mis ganas de música con Diiv. Rodeado por playeras de Muse, pido mi primer vaso de chela a unos relativamente baratos 90 pesos. Sé que este vaso va a ser rellenado con frecuencia tras acabarla.

La tarde pasa con temperatura frescaagradabley aprovecho para comer una hamburguesa de Smokey’s observando a un mirrey de unos 14 años -aparentando 10- totalmente bebido que grita y pica ritmos en una mesa de la Zona Gourmet. El alcohol o algo más que no sienta bien a todo el mundo, definitivamente. Comienza a anochecer…