Son las 21:50 horas y pareciera que el Bulldog Café se ha detenido en el tiempo. La misma fila interminable para poder entrar al legendario local donde se han presentado las bandas mexicanas más importantes. Es tanta la cantidad de personas que forman la hilera que ésta llega hasta el estacionamiento de la Comercial Mexicana. ¿De verdad va a caber toda esa gente dentro del local?

En la entrada, el personal de seguridad hace de la puerta una aduana infranqueable, sólo entran los que tienen boleto en mano, previa revisión del IFE, los que no la traen, aunque parezcan tus abuelos, no entran. Pero no faltan los invitados especiales, cuyos nombres están en una lista y ellos sí se ahorran todo el trámite. Pero esta noche, hasta la prensa tuvo que hacer fila. Hora y media de fila.

Llegar al interior del Bulldog sólo es la primera parte de la hazaña. Dentro parece un vagón del metro en hora pico. Literal. No puedes ni moverte, ni avanzar, ni retroceder. Además parece un sauna. Algunos juegan a empujarse entre la marea. Otros se molestan por el enésimo arrimón. La gente te respira en la nuca y no hay para cuándo arranque el concierto. Es más de la media noche y varios sectores comienzan a silbar. Otros ya están muy ebrios, pero lo que todos quieren es que ya empiece a tocar DLD.

Poco después de las 12:30, salta al escenario la banda y suenan los acordes de “El tamaño de las cosas” que se mezclan con los gritos de la multitud. El hervidero aumenta su temperatura. Tocan “Animal” y la energía es más intensa. Los asistentes se mueven al ritmo de la música y todo es una gran fiesta.

Aunque entre canción y canción DLD casi no interactúa con el público, la gente se entrega en cada gesto, en cada ademán, sobre todo de Paco Familiar, el vocalista. Suena el cover salsero “Pagarás” y el público se prende más “es el humo del cigarrillo que me hace llorar”.

Arriba del escenario, DLD marca los ritmos, se muestra como una banda madura luego de más de 10 años de trayectoria y además cuenta con un gran número de seguidores muy fieles, quienes corearon todas las canciones de la noche. Temas, en su mayoría del más reciente disco pero también algunas viejas rolas que llenaron de rock y nostalgia el Bulldog Café. “A distancia”, “Dixie”, “Pide al tiempo”, “Enculado”, entre otros.

DLD no necesitó de gran cosa en esta noche para que sus fans estallaran y otra cosa quedó clara, si ya llenaron el Auditorio Nacional, locales como el Bulldog, aunque sean más íntimos, les quedan chicos.