Chilango

Reseña del Carnaval de Bahidorá

Oscar Villanueva / Mehaceruido.com

Bahidorá es salir temprano de la ciudad para llegar a un lugar lejano. Bahidorá es perderse en la carretera y pasar estrés. Bahidorá es una sorpresa verde llena de ríos y juegos. Bahidorá es toparte con acróbatas, ravers y fresi-hipsters. Bahidorá huele a hierba. Bahidorá es caminar a lado de Pedro Picapiedra, un Storm Trooper y seres fantásticos. Bahidorá es bailar y bailar aunque el cuerpo demande descanso. Bahidorá es imaginación. Bahidorá es el lugar al que todos queremos escapar.

La primera edición del Carnaval de Bahidorá tomó lugar en Las Estacas, Morelos:  Un escenario, zona de acampar, de nadar y otra para descansar en hamacas, sillones y columpios.  Aproximadamente tres 500 personas llenaron el parque desde las 11 am del sábado 16 de febrero, hasta las 12 pm del domingo.

La electrocumbia de Verano Peligroso –una nueva propuesta conformada por EsaMiPau! (Ibero 90.0) y JacintoDiYeah! (Furland)– dio inicio a lo que serían horas de música. Canciones de su primer E.P. “Culpable”, “Caballito” y un cover a la Maldita Vecindad (“Solin”) pusieron de buen humor al poco público que ya había llegado y que inició el carnaval con bailes guapachosos.

Minutos después I Can Chase Dragons presentó canciones de su nuevo E.P., Expansión.

Gente acostada sobre el pasto y otras haciendo acrobacias mientras Allah-Las nos metía en su groove melancólico californiano. Bajo un buen clima y ambiente siguieron los chilenos de Astro, quienes cantaron de las favoritas –“Ciervos” y “Maestro Distorsión”–, de manera divertida y hasta un tanto infantil. 

Justo al atardecer llegó CocoRosie. Las hermanas Casady vestían atuendos muy acordes al evento. Gente emocionada por ver a esta banda se emocionó aún más al escuchar “We Are On Fire” y después a Tez beatboxeando. Un performance que sin duda logró evangelizar almas nuevas. 

Entre más oscurecía los beats aceleraban. Salió Gold Panda introduciéndonos al lado electrónico del festival que nos acompañaría el resto de la noche. Slow Hands siguió poniendo ambiente acompañado por una tornamesa y una guitarra con la que hacía sampleos junto con sus tracks.

Al fin la oscuridad cubrió el festival de colores fosforescentes. En un lado del parque se podía apreciar la vista del cielo estrellado con la ayuda de telescopios. Sobre el escenario era el turno para el deep-house y R&B de Pillow Talk. Soul Clap nos llevó a viajes futuristas y enseguida uno de los más esperados: Plastic Plates nos puso sus geniales remixes de artistas queridos como Hot Chip y Prince.

Después de horas de baile la gente no dejaba de moverse. El estilo techno de Jacques Greene (de Tiga a  Radiohead) nos tenía brincando sin parar hasta darnos minutos de descanso con beats hip-hoperos.

3:40 am: La música se detiene.

Gente desesperada por seguir bailando, una fogata con gente tirada alrededor y algunos listos para dormir. Poco a poco empieza a subir el volumen… El francés Joakim está sobre el escenario reanimando al público con una canción de Baio.

“So Good To Me” e “If You Got It” son algunos de los tracks de Chris Malnichak, quién cerró al festival con música ideal para recibir el amanecer. Así terminó Bahidorá.

Bahidorá también es salir con las piernas adoloridas después de horas continuas de baile. No quererse ir. Bahidorá es el lugar al que todos queremos escapar. Es (fue) un paraíso.