Esta puede contra el más incólume, va directo al corazón del más escéptico y le calla la boca al mayor de sus detractores. Una oda de cuatro minutos a la desolación, a la alienación, a la partida, al silencio. Una marcha fúnebre para el mismo Curtis, que no vio la salida oficial del sencillo. Un video póstumo, dirigido por Anton Corbijn la inmortaliza y la resignifica cada que alguien la escucha por primera vez. Viene en el Closer.