Aunque en el mundo puede haber de muchos moles, hay algunas cosas que sí se pueden condensar en dos. Death Grips es una de ellas. O te encantan o los odias. Es simple.

Lo que pasa con artistas como ellos es que tienen un discurso tan bien definido, que las flechas van lanzadas a quien de verdad tienen que estar lanzadas. No son estuches de monerías para todos los que gusten de prestar sus lindas orejitas a escucharlos. Y así como editaban discos sin previo aviso y de manera gratuita para que cualquier intenso lo pudiera bajar justo en el momento de su lanzamiento, se separaron.

Una notita fue lo que bastó para acabar con Death Grips. ¿O no? Hay algunos esperanzados que ven en las actitudes pasadas de la banda una luz en el horizonte que pueda significar que lo de su separación tan sólo es parte del aura controvertida de los de Sacramento.

Pero no queremos recordar a Death Grips con ojito Remy ni nada por el estilo. Es por eso que les hemos preparado un conteo con 5 actos musicales que, como ellos, se han dedicado a transgredir y provocar que los pelitos del brazo se pongan de punta, muecas de disgusto o fanatismos fervientes. Disfruten.

THE SEX PISTOLS

Sí, cuando se trata de buscar actos que hayan marcado historia, forzosamente tienes que hablar de los Pistols. ¿Por qué? Fácil, a ellos se les considera los padres del punk, cuando el punk todavía no era explotado por tiendas como Forever 21 o Urban Outfitters y el logo de los Ramones no estaba presente en la camiseta “favorita” de la niña rebelde amante de Katy Perry.

Johnny Rotten se encargaba de comandar una banda que incluía en sus filas a un chamaco que ni siquiera sabía tocar el bajo pero que era el bajista oficial y pasaría a ser una leyenda: Sid Vicious.

El punk era sincero. Reclamos de la parte más marginada de una sociedad que escondía sus carencias mediante la segmentación poblacional.

Había dos Inglaterras —quizá hasta el día de hoy—: la todopoderosa, gigante de la economía, y la de la clase trabajadora, en donde la ropa tenía que ser remendada una y otra vez con cierres gruesos o broches que impidieran que se desgarraran por completo. Lo roto no era lo cool, era lo que había.

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Los Sex Pistols eran crudos, tanto en su estética, como en su discurso y su sonido. Eran la voz que buscaban los segregados. Y, como es bien sabido, que lo que se quiere tapar salga a la luz, no le cae bien a todos. Al principio estuvieron en el club de los apestados. Nadie los quería. Irónicamente, con el tiempo pasaron a ser un símbolo de Inglaterra, un ícono pop y una máquina de hacer el dinero.

ANAL CUNT

Si el nombre no te dice nada, quizá lo haga su sonido. Se les clasifica como grindcore, y el grindcore es atascado: toma cosas del trash metal, de lo más crudo del hardcore punk, de la música industrial y del noise.

Obviamente hay mucho ruido. Ruido, de verdad ruido. Sinceramente yo nunca he disfrutado de algo que suena como la música que le gustaría a cualquier bestia de David Cronenberg, pero bueno, para todo hay fans.

Si te estás preguntando quién escoge un nombre así para una banda, pues es fácil: la encomienda del vocalista y guitarrista era “obtener el nombre más ofensivo, estúpido, tonto, etc.”. Y creo que lo lograron de muy buena manera, además de estilizar su logo como un ano y una vagina, que no son muy bien vistos por los defensores de las buenas costumbres en su natal Massachusetts.

Sus presentaciones en vivo usualmente incluían una bonita parte en la que se bajarían del escenario para golpear gente y destruir sus equipos, cosa que no estoy muy seguro de querer experimentar con cualquier banda en mi vida.

Lamentablemente para los fans de Anal Cunt (sí, estoy seguro que una banda así también tiene fans), su fundador Seth Putnam murió en el 2011, poniendo fin a los trancazos y a los gritos. Descanse en paz… aunque no sé si descansar en paz sea lo que a él le hubiera gustado.

https://www.youtube.com/watch?v=0R9sviIQcOw

PLASMATICS

Rod Swenson y Wendy O. Williams estudiaron arte en la Universidad de Yale.

Hasta ahí todo chido. Seguramente buscaban maneras de expresar lo aprendido en tan prestigiosa institución. La respuesta fue hacer una banda.

Hasta ahí, de nuevo, todo chido. Entonces se formaron los Plasmatics. ¿Por qué no romper con los tabús convencionales? De eso se trata el arte, ¿no? De crear sentimientos e incentivar a la reflexión. Pues bien, los Plasmatics decidieron vapulear lo ordinario.

Aparecer cubierto de espuma para afeitar, traer una sierra eléctrica al escenario para cortar tus instrumentos, quemar un coche en vivo o darle con un mazo como el de Thor a varias televisiones, seguro que le produjo algo a alguien que veía los actos en vivo. Se ve que la especialización en neo-dadaísmo de Rod Swenson le sirvió para llevar su concepto más allá del aspecto musical.

Por razones, creo, más que obvias, sus presentaciones fueron prohibidas en varias ciudades, siendo Londres uno de los ejemplos más notables. Sin embargo, sus presentaciones lograron crear la expectación que un gran anti-artista buscaría, pues entre sus logros se encuentra el haber sido la primera banda sin un contrato con una multinacional en llenar el New York Palladium. Hasta hoy dejaron una vara muy alta para los punkies que idolatran la escena de finales de los setenta y principios de los ochenta.

MARILYN MANSON

Todos sabemos que el agua y el aceite no se pueden juntar. Son dos cosas opuestas. ¿Qué tal Marilyn Monroe y Charles Manson? El epítome de la belleza contra uno de los humanos que se consideran monstruos. Brian Warner sabía que las contradicciones son impactos casi instantáneos. Por eso creó a Marilyn Manson. La dicotomía del bien y el mal y su inevitable existencia en todo el mundo.

Por entonces, era un estudiante de periodismo, y fue precisamente esa labor la que lo llevó a conocer a personajes como Trent Reznor de Nine Inch Nails, quien sería una gran influencia en el estilo musical que adquiriría su banda. Visualmente, Marilyn Manson —porque así se llama la banda y no nomás el vocalista—, tendría sus actos más transgresores: mujeres desnudas “clavadas” en cruces, un niño enjaulado o partes de animales ensangrentadas eran parte fundamental de los shows, además del conocido androginismo de Brian y las referencias anti-religiosas, pro-drogas y pro-sexo de las canciones.

A pesar de que muchos han tratado de desprestigiar a Marilyn Manson diciendo cosas como que son satánicos o que inducen al suicidio, el discurso de Brian, de hecho, está muy bien fundamentado y si se investiga se pueden encontrar varias entrevistas en las que se muestra que de tonto, no tiene ni un pelito.

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GG ALLIN

Si tu padre fuera un fanático religioso que pensó que Dios se le apareció para decirle que su hijo sería una especie de reencarnación del mesías y te nombraran Jesus Christ, tal vez quisieras deslindarte de toda divinidad de cualquier manera posible. Jesus Christ Allin lo hizo de la más escandalosa forma posible.

La desestabilidad que le significó el ser hijo de un hombre que rechazaba el contacto sexual, que quería acabar con su familia en una especie de “pacto-suicidio” y que no permitía casi el contacto con otros seres humanos, seguramente fue factor determinante para el desarrollo de Allin.

En la escuela, por ejemplo, tuvo que repetir un año y normalmente era puesto en la “educación especial” diseñada para estudiantes de bajo rendimiento, además sufría de bullying por parte de sus compañeros y gustaba de travestirse para ir al escuela —cosa que según él fue inspirada por los New York Dolls.

GG Allin —el nuevo alias del antiguo Jesus Christ— tocaba punk rock. En sus canciones trataba temas como la misoginia, la pedofilia, el racismo y la abierta blasfemia. Pero esto era un juego de niños comparado con sus presentaciones en vivo. En ellas era común que destruyera el lugar, que golpeara a sus fans, que se golpeara a sí mismo, que orinara sobre el público y que defecara en el escenario. Sí, leyeron bien. Allin tomaba laxantes para después liberar la carga intestinal en pleno concierto y revolcarse en ellos —o comérselos— o aventarlos al público. Y sí, también tenía fans. Y no, no sé cómo alguien querría estar allí.

GG Allin es el punkrocker por excelencia (él mismo se llamaba el “último rock and roller”). Como todo buen junkie, murió por una sobredosis accidental de heroína rodeado de fans intoxicados que tomaron fotos a su cadáver sin siquiera saber que yacía muerto.