Chilango

Pedro Infante

Cascos horrendos de la NFL

¿Cuándo fue su momento de oro?
Exactamente el mismo que el del cine mexicano. Ese en el que, muy folclóricamente, los galanes como Pedro Infante vestían de charros, bebían tequila y raptaban (en el mejor de los casos) a las “señoritas decentes”. Y digo ¿quién no recuerda su silbidito cantando “amorcito corazón yo tengo tentación de un beso”? No por nada, un retrato de medio cuerpo se luce en El Tenampa (la cantina y corazón de la canción ranchera de Garibaldi) o en el Museo del Estanquillo.

Le gustaba a tu mamá por:
Su carisma (al menos eso es lo que ellas admiten). La verdad sea dicha Pedro Infante tiene esa belleza típica mexicana (estereotipo o no): ojos negro azabache, voz de plata y la coquetería que todas agradecemos. ¡Toritooo!

¿Qué fue de él?
Es otro de los misterios del Salón de la Fama. Y la que no halla escuchado (o ido a un bar) que diga “Pedro Infante no ha muerto” que tire la primera piedra. Se rumora sobre el deambular de su fantasma por la colonia roma. La versión oficial que todos conocemos es que Pedro Infante murió feliz, y decimos feliz porque pilotear era una de sus aficiones, a bordo del Consolidated B-24 Liberator.