¿Cuántas veces no hemos visto circular en redes sociales frases falsamente atribuidas a escritores, músicos y cualquier cantidad de personajes públicos? Bajo la premisa de "si está en Internet, entonces debe ser verdad" muchos comparten información de dudosa procedencia, la dan por cierta y hasta escriben publicaciones incendiarias e indignadas.
Por eso aquí les traemos 10 frases que estos escritores NO dijeron, para que les quede claro y de una vez por todas que siempre hay ver las cosas con un cierto ojo crítico. ¡Adelante con las imágenes!
En un Macondo alternativo, Mauricio Babilonia no va perseguido por un ejército de mariposas amarillas, sino por una bola de chicas que perrean durísimo.
Sí, él escribió Baila, baila, baila, pero nunca dijo "para abajo, abajo mujeres, para arriba, arriba mujeres, para atrás, tras, tras".
Juana de Asbaje, a pesar de su vida religiosa, fue muy transgresora para su tiempo, siendo considerada una piedra angular del feminismo. Podemos asegurar que no bailaría "Rabiosa".
Borges sentía cierto desprecio por el futbol, pero tampoco es que odiara todas las manifestaciones populares, incluso se declaraba seguidor de las peleas de gallos. Pero de ahí a que bailara la del taxi...
Criticaba severamente a los "ingeniosos aliados de sus sepultureros", su acidez no parece del todo compatible con las profundas canciones de Ninel Conde. ¿O sí?
Se dice que no era precisamente monedita de oro y que incluso sentía resentimiento contra Gabo porque él sí obtuvo el Nobel. Pero tampoco es que todos lo odiaran.
Destacada cronista, narradora y entrevistadora, si Elenita se hubiera dedicado a escribir canciones seguro tendríamos letras mejores que las de Lorna y la Factoría.
¿Se imaginan si para seducir a La Maga, nuestro buen Julio hubiese usado frases como "bien glotona, pinche gorda jamonuda, todo el día come y come pinche albóndiga con patas"? Qué bueno que no fue así.
Imaginemos que Ensayo sobre la ceguera tuviese como protagonista a una invidente pirómana, que intenta vengarse de quienes sí pueden ver incendiando la ciudad. Sólo así esta cita tendría sentido.
¿El laberinto de la soledad qué? Esto es poesía pura y destilada. ¡Denle otro Nobel a este hombre!