Especial

10 de junio 2010
Por: Ale Nevarez

No finjas que estás enfermo: enférmate

Eso de llamar al jefe con la voz pastosa y con estornudos falsos sólo funciona en las películas y en los comerciales de jarabes para la tos. Nadie te va a creer que estás enfermo si no lo estás y ya estamos grandecitos para falsificar recetas del doctor Simi.

¿Qué queda entonces?
Enfermarte.

Un novato se daría un baño y luego saldría a caminar por la noche, pero tú no. Aprovecha que estamos en época de lluvias y mójate a cada rato. Pero no se trata de esperar a que salgas de la oficina para caminar al metro sin paraguas: no. Tienes que estarte mojando a cada rato, luego regresar al aire acondicionado de la oficina, y si se puede entrar a un hospital y besar a unos cuantos enfermos de neumonía.

Si le sirvió a Phoebe Buffay, creemos que también te puede funcionar a ti.

Ojo: procura enfermarte el jueves para que tu jefe te vea muriendo en tu escritorio.

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