Chilango

Los príncipes del box

Alejandro Fuentes

Sonlas 6:00 PM, no hace calor, pero entramos a una heladería de Los Ángeles. Algunosreconocen a Julio y le piden un autógrafo, una foto, le dan palmadas en laespalda. Los más emocionados son los empleados del lugar, mexicanos a todasluces. El escudo nacional en su chamarra por delante y su apellido estampadoatrás no dejan lugar a dudas. Es Chávez y se parece mucho a su papá. Él esafable.

En la calle, a Julio le gusta pasar inadvertido. (Alejandro Fuentes)

A diferencia de lo que cualquiera pudiera imaginar, no fanfarronea nipone como pretexto el cansancio. Apenas dos horas antes tuvo una sesión deentrenamiento que sólo puede ser calificada de brutal. Bajo la atenta mirada ylas indicaciones de Alex Ariza, el preparador físico de Manny Pacquiao, Chávezhizo una serie de ejercicios que no dejan lugar a dudas sobre su fortalezafísica. Cuando termina su helado, light para no comprometer su peso, sale yatraviesa la calle corriendo aunque no haya necesidad de hacerlo. Corre quizápara alejarse del resto del grupo y sentirse solo. Corre quizá para olvidar elestrés que le causa el encierro virtual. Corre quizá para intentar acelerar eltiempo y enfrentarse de una vez con el actual campeón de mundo y salir de estastediosas e interminables semanas de entrenamiento.

Hace casi dos años Omar noqueó a Marco Antonio Nazareth en Puerto Vallarta, quien fallecío un par de días después.

 

"Omar,¿el momento más difícil de tu carrera como boxeador ha sido lo de Nazareth?"Omar baja la vista y la sonrisa se le borra. Hace casi dos años noqueó en elcuarto round a Marco Antonio Nazareth en una pelea en Puerto Vallarta. Lo envióal hospital con un derrame cerebral y murió un par de días después. Algunosdicen que se debió a que el réferi no intervino oportunamente ante la golpiza.Aquí cobra todo el sentido lo que Julio César Chavez padre hizo en Mexicali:gritar que pararan la pelea. Cuando sube al ring, Omar arrastra el peso de supasado, tanto por su apellido como por este antecedente.

"Alprincipio sí me sacó de onda. Pero a eso te expones subiéndote al ring. Pude habersido yo. Además, su familia lo entendió. Así es esto", dice Omar sobre lo deNazareth. Estamos otra vez en su departamento de Hollywood y ahora hay unsilencio incómodo. De repente, Omar lo rompe: "La neta, para mí fue peor cuandocasi me apagan la luz. Mira, ven, te voy a enseñar". Me lleva hacia su Mac ybusca un video en YouTube. En él se puede ver a Rodrigo Juárez propinándole underechazo seco que lo desconecta del mundo por unos segundos. Omar no cae, perosus piernas se doblan, lo desobedecen. A pesar de esto, se recupera y gana esapelea por decisión. Fue muy cuestionado este hecho, se dijo que los jueces lohabían ayudado por su apellido. Y, sí, hubo revancha. En la segunda pelea,noqueó a Rodrigo Juárez sin dificultad alguna también en el cuarto round. Paraesta segunda pelea tuvo una mejor preparación, de cinco semanas. Para aquellaprimera empezó a entrenar 15 días antes, según me confesó alguien de su círculocuyo nombre quedará en el anonimato.