La función de box que el sábado nos ofrecieron Antonio Margarito y Manny Pacquiao nos mostró cómo las ganas no son suficientes para ser el mejor –y menos andar de hablador…–.
Lo lamentable es que, de nueva cuenta, caímos en el juego tonto de creer que nuestros deportistas son mejores de lo que en realidad nos demuestran sus técnicas deficientes y su condición física. Cada cuatro años nos pasa con la Selección Mexicana de fútbol: pensamos ilusamente “esta vez si pasamos a cuartos”, con todo y playera carísima y balón oficial (jajajajaja, #ternuritas).
Pobre Margarito, ya no veía lo duro sino lo tupido.
Bueno, pues lo mismo nos pasó con Margarito, quien –por si no sabían– terminó en el hospital con la cara fracturada. Y es que no necesitamos terminar de ver el segundo round para saber que el filipino iba a levantar el cinturón. Pero ahí estábamos de ingenuos reunidos, emocionándonos con los pocos golpes que “Margaro” lograba conectar.
Hoy, el mexicano está hospitalizado y recibiendo atención por la fractura de un hueso orbital que sufrió en la pelea. A “Margaro” lo tupieron tanto que el entrenador de Pacquiao dijo que lo pusieron en un grave riesgo: "Es un tipo muy valiente. Me sorprendió su coraje pero tiene la peor esquina. Ellos probablemente arruinaron su carrera al no detener la pelea".
Y es que sólo hay que ver cómo le quedó la cara: