Chilango

La única imitadora de Rocío Durcal que cantó con Juan Gabriel

Juntos, en el Auditorio Nacional

“Ahí parada enfrente de la puerta del camerino de Juan Gabriel, me temblaban las piernas, los brazos, la voz. Cuando al fin esa puerta se abrió y tuve frente al Divo de Juárez, algo impresionante pasó en mi corazón. Sin que yo le dijera nada, él me miró de arriba abajo y solo dijo: ¡Qué arte, qué hermosa, qué arte! Después no hubo tiempo nada más: ya era momento del show, así que él me llevó tomada de la mano hacia el escenario. Ahí, frente a un Auditorio Nacional repleto y mientras interpretábamos a dueto ‘Costumbres’, sentía que la cabeza me daba vueltas, como en un sueño. Nunca me sentí tan Rocío como aquella vez”.

Argentina Araiz Fierro es, para muchos, la mejor imitadora de Rocío Dúrcal. Llegó a la Ciudad de México proveniente de Torreón, Coahuila, en el año de 1988. Arribó a la capital albergando el sueño que muchos tienen, pero que pocos logran: hacerse un hueco en el mundo del espectáculo y dedicar su vida a los escenarios. Estudió danza y teatro y trabajó en incontables centros nocturnos, hasta que poco a poco se fue haciendo de un nombre y reconocimiento.

A pesar de haber hecho a numerosas divas de la canción en su show travesti, siempre guardó una admiración muy profunda por una en especial: “ya llevaba un tiempo haciendo show cuando me dije, a ver Argentina, ya no te hagas y decídete”. Y así se decidió a caracterizarse como Rocío Dúrcal. Gracias a sus estudios en baile flamenco y a que la admiraba desde la infancia, es que pudo reproducir casi a la perfección sus gestos y movimientos. 

“Tuve que vencer la barrera de la inseguridad. Al ser una persona a la que yo admiraba tanto, su figura me imponía un gran respeto. Rocío era una gran bailarina y cantante. Esos brazos, la forma de colocar los codos, su voz, todo el conjunto era insuperable”. No pasó mucho tiempo para que en los centros nocturnos le pidieran más y más su show de Roció Dúrcal. Hasta que una vez, justo después de hacer un casting donde había hecho a su personaje favorito, le propusieron acompañar a Juan Gabriel en el Auditorio Nacional y hacer un dueto con él, a modo de homenaje.

Juntos, en el Auditorio Nacional

“Aquella ocasión, interpretando ‘Costumbres’ frente a frente a Juan Gabriel, nunca se me va a olvidar. El escenario del Auditorio impone, sientes como que las butacas se te van encima. Ahora que lo pienso, la verdad fui muy atrevida: le hice unos lances de vestido muy coquetos, me pegaba mucho a él, nos veíamos de frente en un careo muy al tú por tú, cuando el Señor era El Divo. Pero no sólo era mi sueño el que estaba cumpliendo, sino también el de mi madre, quien en todo momento se me vino a la mente.  Ella adoraba a Juan Gabriel y me inculcó el amor por su música”.

Al día siguiente, repitieron Auditorio Nacional y ella seguía sin creerlo. La orquesta entera, los coristas y el staff le pedían fotos: el parecido era tal y el show de Argentina era de tal calidad, que creían que estaban ante la auténtica Rocío Dúrcal. “A raíz de esa actuación con Juan Gabriel la gente me respetó aún más, pero dentro de mí las cosas no habían cambiado. Y es que mi admiración por Juan Gabriel y por Rocío Dúrcal eran ya tan grandes que no podían haber crecido más”.

El domingo 28 de agosto, uno de los días más amargos que México pueda recordar, Argentina estaba charlando con sus amigas que también se dedican al show en un grupo de Whatsapp. “¡Se nos murió Juan Gabriel!” leyó entre los mensajes, y aunque al principio no lo creyó, pronto la noticia se confirmaba.

Huellas

“Me alteré mucho. Estaba en shock, mi primera reacción fue llamarle a dos amigos que hacían show de Juan Gabriel que lo admiraban igual que yo, y me refugié en ellos. Necesitaba sentirme cobijada por gente que entendiera mi dolor. No voy a mentirte ni a decirte que éramos grandes amigos, pero era mi ídolo y su partida me llenó de tristeza”.

Argentina sabe que no hay mejor manera de honrar a un ídolo que con su trabajo, por lo que ha estado trabajando estos últimos días en homenajes a Juan Gabriel. En diciembre tiene ya pactada una visita a Ciudad Juárez, el lugar donde el talento de El Divo echó raíces. Ahí, frente al extinto ‘Noa Noa’ —que hoy es un estacionamiento—, se tomó una foto con sus huellas hace poco. Sabe que, aunque tenga el alma herida por la reciente partida, el show debe continuar. En su corazón queda el recuerdo indeleble de cuando Juan Gabriel le apretó fuerte la mano frente a un Auditorio Nacional repleto y, por un momento, Rocío revivió para enamorar por última vez con sus movimientos al Divo de Juárez.

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