Chilango

12 cosas que todos hemos hecho en Sanborns

Cuartoscuro

¿Quién no ha ido al baño de un Sanborns sin tener que comprar algo?  Aunque hoy tiene presencia en diferentes ciudades de nuestro país, visitar la tienda  de los “tecolotitos” para diversas actividades (que no necesariamente incluyen la palabra “comprar”) es toda una tradición para los chilangos.

 

Veamos algunas de las costumbres de los habitantes de la Ciudad de México que, aun sin saberlo, no podrían llevar a cabo si no existiera esta tienda fundada en 1903 y adquirida por el empresario mexicano Carlos Slim en 1985.

 

Ir al baño

Sin duda, los baños de esta tienda son la salvación para muchos chilangos que son víctimas de las largas horas que pasan en la calle, encontrando en ellos una opción limpia, gratuita y hasta cómoda.

 

En los 70, los baños de Sanborns también eran un punto de reunión, por ejemplo, para la comunidad homosexual de la Ciudad de México, que tal y como lo narra Luis Zapata en “El Vampiro de la Colonia Roma”, se reunían ahí para ligar y uno que otro ritual, debido a que en ese entonces la sociedad chilanga no era necesariamente tan abierta como presume hoy (al menos en público).

 

Ahí hay otros personajes, como el señor o señora que te pasan el papelito para secarte las manos y que limpia lo que tú dejas sucio, por lo que bien valdría la pena considerarlos como parte de la cultura del ex Distrito Federal.

 

Últimamente, ante la desbordada demanda por los baños en ciertas sucursales, como la del centro de Coyoacán en fin de semana o las del Centro Histórico cuando hay eventos masivos, los directivos de esa tienda decidieron que sólo pueden hacer uso del baño quienes hagan una compra o, de plano, paguen directamente en la caja.

 

Leer revistas, cómics y libros

Ya sea para matar el tiempo mientras esperan a alguien o simplemente como parte de un paseo, es común que los chilangos se dirijan a la surtida sección de revistas y ponerse al día con las portadas y contenidos de sus publicaciones favoritas, como Chilango (aunque lo más recomendable es comprarla, porque es buenísima).

 

Así, pueden comparar en qué portada salió mejor la actriz que protagoniza la película que estrenan ese mes, enterarse del nuevo chisme del galán de la telenovela, informarse sobre las consecuencias que tiene el precio del dólar en su economía y de cuál es restaurante de moda para los condechis pudientes.

 

Los amantes de los cómics también pueden tener una gran variedad de títulos al alcance de su mano y ponerse al día en las aventuras de Superman o los Avengers, eso sí, siempre y cuando el editor no decida que es buena idea meterlos en una bolsita.

 

Para los más cultos (o los más descarados), también están disponibles una gran cantidad de libros de todo tipo, desde los de Yordi Rosado hasta algunos títulos clásicos que no están envueltos en celofán y que se pueden ir a leer en diferentes días, lo cual resulta más divertido que ir a una biblioteca pública.

 

Ver tarjetas de felicitación

Antes de que existiera Facebook, era común que los chavitos de secundaria o prepa se desearan feliz cumpleaños mediante tarjeras con personajes como Snoopy o “Tierno y Tierna” (los millennials nunca sabrán qué es eso), por lo que muchos treintones y cuarentones todavía tienen la costumbre de ir a curiosear por esa sección de la tienda.

 

Lo que hoy ocupa sólo un par de mostradores de la tienda, en los 80 era una amplia sección en donde se ofertaban tarjetas para declarar amor, romper con la pareja, desear una pronta recuperación y felicitar por una graduación o por la llegada de la Navidad.

 

Admirar pasteles de cumpleaños


Es común que en las vitrinas de esta tienda se exhiban grandes y llamativos pasteles de merengue con figuras de caricaturas o con escenarios como un campo de futbol. Es una tradición curiosear por esa sección, aunque es rara la fiesta en la que se parte uno de esos pasteles.

 

La panadería es cosa aparte, ya que las donas y otros bizcochos que ahí se venden forman parte de la dieta de muchos chilangos y es ya una tradición que ha pasado por varias generaciones.

 

Hablar por teléfono

Hubo un momento de la historia de la humanidad en la que no existían los celulares, por lo que las personas que estaban en la calle y debían hacer una llamada tenían que usar unos dispositivos llamados “teléfonos públicos”.

 

En esta tienda todavía hay varios disponibles (¡y personas que los usan!) y también ahí se pueden conseguir las tarjetas prepagadas para usarlos. De hecho, los muy observadores podrán darse cuenta que en los letreros de varias sucursales todavía dicen “baños y teléfonos”.

 

Ver productos que comprarán en otra tienda

Debido a que esta tienda tiene productos seleccionados, se pueden encontrar fácilmente los discos, películas, videojuegos, cámaras fotográficas, telescopios, libros, artículos de escritorio y aparatos electrónicos más interesantes y, una vez que selecciones tu favorito, puedes ir a comprarlos en iTunes o Amazon.

 

También aquí puedes ver en vivo y a todo color esos productos que anuncian las estrellas de TV Azteca en los infomerciales y los que aparecen en los comerciales que repiten una y otra vez durante las películas del Canal 5.

 

La farmacia

Pero también hay quienes sí compran. Por ejemplo, para los godínez que necesitan un cortaúñas porque se dieron cuenta que no llevaban uno en la maleta del gym, para los viajeros que olvidaron su shampoo en casa, para los estresados que necesitan una aspirina tras pasar dos horas en el tráfico y para los amantes que buscan con urgencia un condón camino al hotel de paso, siempre existirá la farmacia de Sanborns.

 

El desayuno sin pierde

Para los que tienen antojo de un desayuno tradicional en vez de formarse media hora en la esquina del chilaquil o que ya no quieren probar los huevos orgánicos con té verde de la cafetería sustentable que está en la esquina de su oficina, esta tienda también es una buena opción.

 

Para conversar con alguien, ya sea para cerrar un negocio, planear una aventura o alimentar un romance, el café (antes satanizado) de este lugar, también es una tradición chilanga.

 

Ir al bar

No es el lugar más prendido ni con la música de moda, pero siempre hay lugar para ver los partidos de la Champions; además, resulta ser muy discreto para cuando deseas salir con un galán, pero no quieres que alguien te vea conviviendo con él.

 

…y el regalo de última hora

Para el cumpleaños o el aniversario que se olvida, esta tienda resulta ser una gran opción, ya que los chilangos que llegan muy tarde por la noche de la oficina después de chutarse el tráfico de Constituyentes, pueden pasar a elegir un regalo de última hora que los hará quedar bien, aunque paguen un ligero sobreprecio por él.

 

Y si vas a una fiesta de esas en las que tienes que llegar con regalo, también es una gran opción ya que siempre encuentras un descuento de liquidación en chocolares, peluches, libros, portarretratos o hasta en celulares.

 

¡Sitio turístico!

La famosa “Casa de los Azulejos”, en el Centro Histórico, es un atractivo turístico para quienes visitan la Ciudad de México, y muchos que llegan de los estados quieren entrar a comer o tomarse una foto con su atractiva fachada de fondo. Para los extranjeros, resulta toda una curiosidad y es uno de sus lugares favoritos para comprar souvenirs a precios módicos.

 

¿Verdad que la vida chilanga está muy cercana siempre a esta tienda?

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