Hay quien piensa que entre 20 millones de personas nadie se puede sentir solo, pero eso lo dicen porque nunca han tenido que pedir mesa para uno en algún restaurante de la Condesa, Santa Fe o Polanco a la hora de la comida.

En contraste con lo que pasa en otras ciudades del mundo, en el DF son pocas las actividades a las que las personas van solas, ya que los chilangos gustan ir siempre con su pareja, un cuate o la banda entera a un antro, a una carrera de 5 kilómetros o al Oxxo a comprar unos cacahuates.

Éstas son algunas de las actividades en donde, seguramente, los demás chilangos te verán mal por ir solo y, seguramente, te juzgarán como todo un forever alone.

1. El cine

Si ninguno de tus amigos quiso acompañarte a ver esa película que esperas desde hace meses y decides lanzarte solito al cine, el primero que te recordará lo patético que te ves es el chavo de la taquilla, que seguramente te preguntará: “¿sólo uno?”.

Regodeándose con tu soledad, el taquillero te reiterará que te está dando UN boleto, y cuando se despida, lo hará con una mirada de ternura y, usando un tono solidario, dirá la frase: “que te diviertas”.

Si compras palomitas, te darás cuenta de que el combo que siempre compras es demasiado grande para una persona, por lo que seguramente pensarás: “hubiera venido con alguien”.

2. Un restaurante

Si un día quieres comer tú sola para estar con tus pensamientos y decides asistir a un restaurante, lo primero que te recordará que vas sin amigos es que primero te ofrecen una pésima mesa o un incómodo lugar en la barra.

Si te niegas, deberás esperar a que te dejen pasar después de los de la mesa que van a celebrar el cumpleaños del contador godínez, quienes seguramente dejarán más propina porque son como 25 alegres oficinistas que dividirán la cuenta.

Una vez que pasas, después de que la recepcionista te echa una mirada de arriba a abajo (¡¿cómo te atreves a ir sola?!), el mesero te dirá lo miserable que eres cuando te pregunte: “espera a alguien más”, mientras retira los demás platos y cubiertos de la mesa.

Si eliges una fonda, será muy probable que hasta tengas que compartir tu mesa, por lo que, para la próxima vez que quieras comer sola, será más conveniente ir a un restaurante de comida rápida o a un democrático puesto de tacos de guisado donde nadie notará tu soledad.

3. Un bar

Hay veces que cuando sales de trabajar se te antoja una cerveza camino a casa, por lo que meterse a un bar, pedir una chela mientras oyes a la banda que toca en vivo o conversas con alguien que también está solo, debería ser algo de lo más normal, tal y como sucede en otras ciudades del mundo… pero en el DF, no.

Aquí, lo primero que pasará, es que al de seguridad de la puerta le parecerás sospechoso (“¿por qué alguien vendría solo a un bar?”, se preguntará), y adentro tendrás que abrirte paso en la barra para pedir tu cerveza, porque ni pensar en que te den algún tipo de mesa.

Las chavas te verán feo porque vas solo, seguro eres un depravado que sólo fue esa noche a ver qué pescaba (“¿por qué alguien vendría solo a un bar?”, se preguntarán también).

Si eres chava que tuvo la osadía de ir sola a un bar, ya sabes de qué tipo de profesional del sexo no te bajarán (“¿por qué una chava decente vendría sola a un bar?”, se preguntará las chicas que te vean pasar).

El de la barra, contrario a lo que pasa en las películas, preferirá no acercarse a hacerte plática, al fin tiene mucho trabajo, y le parecerás un personaje extraño.

4. Un concierto

Cuando conseguiste una entrada para ver a tu cantante favorito, que se presentará en el Auditorio Nacional o el Palacio de los Deportes, estarás emocionada y esperarás con ansia que llegue la hora del concierto.

Pero cuando llegas, es posible que veas con algo de celo a las otras chicas que sí convencieron a su novio para que las acompañara al concierto de ese tipo que, dicen, no es más guapo que ellos.

Y cuando llegas a tu asiento, ése que está a mitad de la fila y es el único que queda vacío, deberás aguantar las miradas de las chavas de la derecha que te voltean a ver con misericordia porque vas sola… y las del tipo de la izquierda que, cuando vio que llegaste sola, pensó que sería mejor idea tratar de ligarte que aguantar los cantos de su hermana y su mamá, a quienes llevó al concierto para no sentirse solo, porque a él le gusta el mismo cantante que a ti.

5. Una boda

El peor lugar para asistir solo es una boda, ya que es un evento social que celebra el amor, o bueno, la unión entre dos personas… ¿cómo te atreves a ir sin acompañante?

Los parientes te preguntarán que cuándo te vas a animar a casarte –aunque no hayas tenido pareja en dos años- y cuando tengas la obligación de jugar con los sobrinos en los columpios, porque sólo tú estás disponible para cuidarlos, verás con envidia a los que bailan alegremente las canciones de Timbiriche.

Pero si la fiesta es de amigos y no de parientes, tendrás menos suerte, porque cuando estén todos bailando la rola del venado (el venado… el venado…) tú seguramente te quedarás en la mesa, pero eso sí, subirás fotos a tu Facebook presumiendo lo buena que está la fiesta… con fotos de los demás divirtiéndose de lo lindo.

Así que más te vale tener la suerte de atrapar la liga o el ramo… o poner de cabeza a San Antonio cuando regreses a tu casa. Así podrías tener la suerte de no asistir sin pareja de baile a la próxima boda.

¿Verdad que el DF no está preparado para los forever alone?

También checa:

El origen de frases como ‘sepa la bola’
Albures de emergencia
La retórica chilanga