Uf, qué bueno que en los 80 las cámaras caseras ya eran tan comunes y corrientes, gracias a ellas pudimos ver a un pequeño alien Ronaldo Gaucho derrochando talento en sus años de primaria. El mensaje de Cantona (quien aún a estas fechas tiene que ser subtitulado, bravo) es claro: de niños nos atrevíamos a todo, y difrutábamos los pequeños detalles… por eso, nunca hay que crecer. Y si alguien era experto en disfrutar (y hacernos vibrar) el fucho… ese era Ronaldinho. Dunga, no jodas y llévalo a Sudáfrica.