Desde el estreno en México de Ni el sol ni la muerte pueden verse de frente en el 2009, saltó la potencia de su discurso, de la poesía de su dramaturgia para historias devastadoras. Una estética y ética cercanas a la antigua tragedia griega: un rito doloroso para curar nuestras heridas.

Era Wajdi Mouawad, un escritor nacido en Líbano en 1968, que huyó junto con su familia de la guerra civil de aquella región. Llegó a Francia, donde aprendió el idioma con el que escribe. En la colección de libros Cuadernos de Repertorio, que publicó la Compañía Nacional de Teatro y Editorial Jus, él mismo cuenta cómo empezó a aprender francés: “Durante nuestro primer verano en Francia, mi hermano mayor, que había aprendido francés en Líbano, se dio a la tarea de enseñármelo. Me pedía textos en árabe, y después me pedía que los tradujera al francés […] comencé a inventar historias un poco delirantes”.

En 1983, la familia Mouawad tiene que irse de Europa; su país de residencia les niega la renovación de la visa. Ese mismo año se asientan en Canadá y el quinceañero Wajdi comienza una nueva vida.

De la experiencia de la guerra, del exilio y la familia como origen y destino de la pasión, dolor y alegrías humanas, Wajdi Mouawad ha tomado su inspiración para escribir sus mejores obras, en las que –ya se ha escrito- la palabra es primordial: sin ella no hay historia que contar.

En México, de su irregular tetralogía La sangre de las promesas, sus textos más populares, la obra de más impacto –por la calidad de su factura e innegable fuerza poética- es Incendios, que dirigiera Hugo Arrevillaga –verdadero experto en la obra de Wajdi-, con la grandísima Karina Gidi en el personaje principal. Las otras, –Bosques, Litoral y Cielos– tuvieron una realización de buena a mala. Hay que decirlo, Mouawad ha escrito varias buenas obras, pero otras son verdaderamente malas, como la mencionada Cielos y Sedientos, ambas rolleras, solemnes, pesadas. Peccata minuta dentro de un trabajo en general más que sobresaliente, virtuoso.

Este fin de semana, Wajdi Mouawad se presentará por vez primera en México con un monólogo. Por supuesto escrito, dirigido y actuado por él mismo, que ha sido director, actor, además de dramaturgo. Un estuche de monerías que nos ha dado los mejores y más cercanos textos a la tragedia contemporánea.

Con Seuls, el libanés de Quebec nos volverá a contar una historia sobre la guerra, el exilio y la extrañeza de vivir un mundo ilegible. ¿Volverá a ponernos “un obús en el corazón”? Ojalá.

Seuls
Escrita, dirigida y actuada por Wadji Mouawad
Teatro de la Ciudad
sáb 22 de nov, 19 h., dom 23, 18 h.
Boletos: $158 a $672