Historias Infelices 2

Centro cultural de la diversidadArray

Colima No.267 y 269

Col. Roma Norte

Tel. 44142565

 
( )
Esta obra narra dos historias tituladas "Santos Celos" y "Cena en familia"

Santos Celos

Gabriela y Julián tiene su primer desayuno como recién casados. Después de la noche de bodas, todo parece perfecto. Son la pareja ideal, que hasta casi se leen el pensamiento. Aunque cada uno lea en distinto sentido y hasta en otro idioma.

Ella está feliz por haberse casado con el mejor hombre del mundo, sobre todo después de ocho años de noviazgo… con otro que no es Julián, pero se casó. Él está feliz de… no sabe por qué, pero sabe que debe estar feliz. Sin embargo, eso de que “y fueron felices para siempre”, no siempre sucede, sobre todo después de la noche de bodas. Gabriela y Julián descubren que sienten más celos de lo que pensaban. Aunque, como dicen “eso demuestra cuánto se aman”, o lo que sea que sienten uno por el otro.

¿Cuántos gritos, insultos y golpes pueden ser posibles a las… pocas horas de casados? Ellos creían que no muchos, pero… al final, dicen que el matrimonio sólo es… hasta que la muerte los separe, ¿no?

Cena en familia

La noche de Navidad es para estar en familia. Así lo cree Dolores, o Doris, como ella prefiere que la llamen debido a su admiración por Doris Day. La actriz ha sido el modelo de la perfecta esposa y madre. Por desgracia, Dolores no tiene ni un marido ni unos hijos como los de Doris en las películas.

Se acerca la hora de la cena y Dolores ha decorado hasta el más mínimo detalle. Su hija María Isabel sólo piensa en sus luchas políticas estudiantiles, con la misma fuerza con la que inició su activismo… hace 15 años, mismos que lleva de estudiante universitaria sin poderse… o quererse graduar.

El esposo de Dolores, Rafael, consiguió el único empleo disponible en las fechas navideñas. Mismo que es motivo de vergüenza para María Isabel, por “abusar de la inocencia de las pobres criaturas inocentes en un mundo capitalista que comercia con la estupidez y la idiota buena fe de unos pocos miserables, infelices, imbéciles ignorantes”. Pero para toda madre amorosa y paciente, existe un límite. Rafael, María Isabel y hasta un director de cine “de costumbres amaneradas y vestimenta ridícula”, provocan que la amable Doris se convierta en algo que nadie hubiera sospechado. Terminando esta bonita cena en un acontecimiento de jamás podrán olvidar.