Revista Chilango

Amor por los tacos

Febrero 2017

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Los lobos


Teatro del Centro Libanés

Barranca Del Muerto

Entre Insurgentes y Minerva, esquina con 2 de Abril

Col. Crédito Constructor

Tel. 5228-9933 (Ext. 246 Y 274)
Del 7 de abril de 2009 al 26 de agosto de 2009

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Precios

  • General
  • $350
  • $400
TC:
Efectivo
Ticketmaster
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Género
Teatro contemporaneo

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Se celebra gran fiestón, es aniversario de un partido político. A ritmo de “No rompas más” y “La isla bonita”. Alejandro Corcuera, subsecretario de estado (Roberto D’Amico) organiza una reunión alterna, los invitados: Armando Rodríguez, presidente de la cámara de diputados (Pedro Armendáriz),  el coronel José Bazán (Jesús Ochoa), el senador Alfredo Torres (Rafael Sánchez Navarro) y el presidente de la comisión de presupuesto y hacienda de la cámara de diputados, Eduardo Muñoz (Víctor Trujillo).Todos excepto Torres, están implicados en un robo millonario a la nación, más de mil 900 millones de pesos, fueron hurtados en el predio Cañón de Lobos.

 

En el sótano del salón de fiesta, cual ratas se reúnen entre triques y ductos de aire, intentan sobornar al Alfredo Torres quién es el comisionado de la investigación del fraude. El senador es un hombre idealista, de izquierda, en apariencia insobornable. Pero las cuatro personalidades que lo han acorralado en dicha reunión, tienen más colmillo que cualquier lobo.

 

Entre chantajes, sentimientos de traición y zapatos bien lustrados (van vestidos de fiesta), cada uno de los personajes muestran con su personalidad a qué partido pertenecen: no es difícil identificar al dinosaurio priísta, un misógino, alcohólico e ignorante Armando Rodríguez, al que Pedro Armendáriz le imprime toques de humor, un personaje que da escalofríos por su cinismo. Alejandro Corcuera, con su demagogia pretende salirse con la suya y salvar el pellejo, panista de clase alta que nos recuerda a Diego Fernández de Cevallos por su perversidad. También panista Eduardo Muñoz quién en origen era un hombre de bien, catedrático también idealista, se fue corrompiendo a fuerza de entrar en el círculo de la política (sobre él pesa la amenaza de ser encarcelado) y finalmente José Bazán un militar corrupto hasta los huesos, intimidador de humor hostil no niega su vena violenta.

 

La obra fluye ligera en un solo acto y escenario, contagian la tensión nerviosa que poseen los personajes quienes luchan por salvar su pellejo. Entre amenazas, chantajes y zapatos bien lustrados (van vestidos de fiesta), cada actor maneja a la perfección su rol, la química entre ellos hace más creíble que  

 

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