Mauricio
García Lozano es uno de los directores de teatro más reconocidos del país. El
año pasado presentó en el Festival de México la puesta en escena del Don
Giovanni de Mozart, y ahora dirige a la Octava Generación de CasaAzul en el
montaje La Ilusión de Pierre
Corneille, en una versión libre de Tony Kushner.
Para esta entrevista, me
recibió en el Foro Vitrales de CasaAzul, sobre el escenario vacío de su última
obra.

¿Por qué empezaste a
dirigir?

Por
el amor a la actuación. Me di cuenta que quería ser director una vez que me
encargaron una lectura dramatizada en el CUT. Me puse del otro lado y dije,
creo que ya se que es el amor: lo que siente un director por sus actores.
Egresé en el noventa y cinco y me volví director rapidísimo. Ahora llevo quince
años de dirigir por todos lados: en Canadá, en Bélgica, en Francia, en Italia…
Y recientemente tengo un nuevo interés: la ópera.

¿Qué
cualidades buscas en un actor?

Busco
entrega, arrojo, capacidad de desafío e inteligencia.

¿Cómo
fue la experiencia con tus dos últimos montajes, Egmont
y La Ilusión?

Son
dos obras muy diferentes y con casi ciento cincuenta años de distancia: La
Ilusión
es una obra barroca del
primer Corneille, y el Egmont es
una obra de juventud de Goethe; sin embargo, ya es parte del Sturm und Drang aunque venga directo del teatro clásico francés.

Lo
primero fue realizar una buena exégesis y pensar: ¿qué es lo que quiero
expresar?
El Egmont fue
particularmente complicado ya que tiene muchas lecturas posibles, además había
que unir a Beethoven con Goethe. Este montaje fue la resolución de una serie de
tareas impuestas, y cuando te dicen "estas son las reglas del juego", aprendes
muchísimo.
Por otro lado, La Ilusión fue un ejercicio que habla de mis pasiones fundamentales: el
adiestramiento actoral y los procesos amorosos. Al estar tan conectado con las
premisas del texto, no me costó ningún trabajo saber qué quería decir.

¿Qué
dramaturgos mexicanos te interesan?

Me
hace falta entrar en contacto con los dramaturgos. Ahora soy tutor de jóvenes
creadores y estoy trabajando con Luis Ayllón, Hugo Wirth y José Luis Valero.
Una de las voces jóvenes que más me interesa es la de Alejandro Ricaño; y de mi
generación, me he quedado con Ximena Escalante.

¿Qué
temas te interesa explorar a través del teatro?

Es
un lugar común; pero siempre me ha fascinado el lindero entre lo real y lo
aparente. Me gusta la cuestión de lo teatral. Dónde termina la realidad y dónde
empieza la representación, y hasta qué punto la realidad misma es la ficción
que alguien más está soñando. El otro es el tema amoroso. Mis temas
fundamentales son el teatro y el amor.
Aunque últimamente me interesa hablar
del ejercicio del poder.

Me
hablaste de tu interés por la música, ¿qué te gusta escuchar?

Desde
pequeño escucho música clásica, y de diez años para acá me he aficionado a la ópera. Disfruto mucho el piano. Lo que más hago en mi tiempo libre es tocar el
piano.

¿Tienes
algún proyecto en puerta?

Sí,
ahora me toca inaugurar el desfile de los festejos del bicentenario el próximo
quince de septiembre en avenida Reforma. Son carros alegóricos con un montón de
voluntarios, y básicamente intenté hacer una metáfora de lo que yo pienso que
es la independencia. Van a participar ocho directores, entre ellos están Mario
Espinosa, Claudio Valdés Kuri, Alicia Sánchez, Mónica Raya, Juliana Faesler y
Felipe Fernández del Paso. Otro proyecto grandísimo es la reapertura de Bellas
Artes con el Fidelio de Beethoven
, que se estrena el cinco de diciembre.