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Ha tenido dos de las exposiciones más vistas

El Museo Tamayo llega a los 35 años de existencia

03 de junio de 2016
Por    Carlos Tomasini

Concebido por el mismo Rufino Tamayo, artista plástico oaxaqueño, pero chilango por adopción, y localizado en el corazón del bosque de Chapultepec, el museo homónimo al artista cumple 35 años.

Las puertas del museo abrieron por primera vez el 29 de mayo de 1981, convirtiéndose en el primer recinto dedicado al arte contemporáneo. 
 
“Surgió porque Rufino Tamayo quería que los mexicanos tuvieran la oportunidad de encontrarse con el arte contemporáneo que se estaba realizando en todo el mundo”, recuerda Daniela Pérez, subdirectora de Programación Artística del Museo Tamayo.
 
"[Tamayo] era un filántropo y coleccionista que estuvo siempre muy atento de lo que hacía falta en México en cuestión de cultura, y como vivió mucho tiempo en Nueva York y París, pudo hacer contactos y amigos que eran artistas contemporáneos internacionales, lo que le ayudó a generar intercambio y adquisición de obra para conformar la base de lo que hoy es la colección del museo”.
 
La también egresada de Historia del Arte de la Ibero explica que la colección del Museo Tamayo no se detuvo con la muerte del pintor, en 1991, sino que continúa creciendo hasta la fecha, y sus piezas se utilizan constantemente para montar exposiciones en este y otros recintos de México y el mundo.

Todo el museo en internet

Este año también se cumplen 25 años de la muerte de Rufino Tamayo, por lo que en el museo tienen diversos planes para recordarlo, como la creación de una sala dedicada exclusivamente a exhibir la colección permanente.
 
“También lanzamos la versión en línea de la colección para que todo el público pueda tener acceso a ella, algo con lo que cuentan pocos museos en México”, anuncia Pérez.
 
El catálogo en línea muestra imágenes y fichas de cada pieza (fotos, pinturas, esculturas, instalaciones, etc.) y permite hacer búsquedas por autor, obra, técnica y década.
 
“En otras etapas, incorporaremos más información sobre las obras y los artistas”, adelanta la representante del museo que también es maestra en Arte Contemporáneo y que ahora está viviendo su segunda etapa en este recinto.
 
“Los que trabajamos en este museo somos muy afortunados porque es un lugar lindísimo que esta en medio del bosque; además, entrar a las bodegas y ver las piezas que tenemos, o montar las muestras en estos espacios del museo es maravilloso”, describe. 

La primera pieza del museo: su edificio

El origen del Museo Tamayo se remonta a los años 70, cuando Rufino Tamayo, después de crear otro museo en Oaxaca dedicado a su colección de arte prehispánico, encargó a los arquitectos mexicanos Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León la primera pieza del nuevo recinto: el edificio.
 
"Es un espacio que, a pesar de que se diseñó en los años 70, se adapta fácilmente a diferentes formatos", describe Pérez.
 
Zabludovsky y González de León son autores de otros icónicos lugares de la Ciudad de México, como el Auditorio Nacional —ellos lo remodelaron en 1992 para darle su apariencia actual—, las oficinas centrales del Infonavit y el Colmex. En solitario, González es el creador de Reforma 222, Arcos Bosques (el “Pantalón”) y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC).
 
Ambos, siempre guiados por Tamayo, realizaron diversos viajes para conocer otros museos del mundo y crear el edificio que se levantó en este lugar por insistencia de Tamayo, ya que su cercanía con el Museo de Antropología lo convierte en un punto estratégico y que, en la actualidad, se trata de un “pasillo” cultural de suma importancia en la Ciudad de México.
 
En 2011, el museo cerró durante un año para someterlo a una remodelación, la cual fue encabezada por el mismo González de León y que aumentó 30 por ciento el tamaño del recinto, pero conservando su espíritu original. Fue reabierto el 26 de agosto de 2012 y prácticamente no se puede diferenciar la parte “nueva” de la “antigua”.

Un museo de Televisa

Inicialmente, el Museo Tamayo se construyó y se mantuvo con capital privado proveniente de la Fundación Cultural Televisa, que entre los 70 y 90 realizó importantes acciones para promover la cultura en México, especialmente en temas de arte contemporáneo, y el Grupo Alfa, el consorcio mexicano que, entre otros negocios, hoy maneja las marcas Fud y Axtel.
 
Cinco años más tarde, en 1986, Tamayo decidió convertir el museo en una  institución pública, por lo que pasó a manos del Instituto Nacional de Bellas Artes, pero en 1989 se dio cuenta de las dificultades que le propiciaban los trámites y la burocracia, por lo que creó la Fundación Olga y Rufino Tamayo para apoyarlo económicamente y en otras funciones administrativas. Actualmente sigue operando exitosamente de original modelo.

Sede de las más vistas en la CDMX

  • (Cortesía Museo Tamayo)
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    En sus 35 años de historia, el Museo Tamayo ha sido sede de dos de las exposiciones más visitadas en la historia de la Ciudad de México.
     
    La primera fue Los Picassos de Picasso, que se presentó entre finales de 1982 e inicios de 1983 y que, por única vez, reunió en México la mayor cantidad de obras importantes del pintor español. Tuvo una gran promoción en televisión —apareció hasta en capítulos de telenovelas, como Chispita, estelarizada por Lucero—.
     
    La segunda fue a finales de 2014 e inicios de 2015, cuando la muestra Yayoi Kusama. Obsesión infinita registró largas filas de más de 330 mil personas que entraron a ver la exposición. Tuvo una gran promoción en redes sociales, con miles de personas tomándose selfies.

    La nueva forma de comunicación de los museos

    Pérez dice que en esta última exposición llegó al Museo Tamayo un público que asistía a él por primera vez, por lo que tienen la responsabilidad de atraer nuevamente a esas personas para que regresen sin la necesidad de un fenómenos social y mediático como ese.
     
    “De pronto, en cualquier exposición, resulta que el público selecciona alguna pieza junto a la cual se fotografía y genera impacto en las redes, por ejemplo, las que tienen espejos son las más atractivas; pero tomar en cuenta esto también es una forma de actualizarnos para responder a lo que pasa hoy y generar un diálogo con los nuevos públicos que se comunican a través de esos medios”, apunta.
     
    Ante esto, además del catálogo en línea, el Museo Tamayo se comunica de manera visual y atractiva en sus perfiles de Instagram y Facebook.
     
    “Es una nueva forma de seguir transmitiendo el mensaje original de Rufino Tamayo”, destaca Pérez.
     
    ¿Cuántas veces has asistido al Museo Tamayo? 

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