Cinco variaciones de circunstancias fónicas

Crítica Chilango

Por Carlos Tomasini

Con la remodelación de la Alameda Central, prácticamente emergió de nuevo el Convento de San Diego, el cual se encuentra ahí desde 1591 y que, desde 2000, alberga al Laboratorio Arte Alameda.

Así que ya hay un buen pretexto para visitar este ex templo de fachada amarrilla localizado en el lado oeste del parque, sobre la calle de Doctor Mora, y encontrarse con la muestra “Tania Candiani. Cinco Variaciones de Circunstancias Fónicas y una Pausa”, la cual ocupa todos los espacios de este recinto también recién restaurado.

Esta muestra es una mezcla entre exposición e intervención, por lo que las obras están esparcidas por todo el recinto, desde el campanario hasta los confesionarios.

A la entrada, en el espacio donde se encontraba el órgano del convento y el coro, hay una obra que retoma los clásicos tubos de ese instrumento, pero ahora es operado por una máquina de escribir y un  teclado musical que transforman textos en una voz metálica que da la bienvenida a los visitantes y, además, genera partituras.

En la nave principal del ex templo, hay cinco rollos infinitos de pianolas (usados para tocar música a finales del siglo 19 y que son el antecedente directo de las tarjetas perforadas con la que inició la programación para las computadoras) que emiten sonidos al pasar por un lector que reproduce diversos tonos.

En otro espacio, donde se localizaba la capilla, se encuentran cuatro casetas de audio en donde se emiten historias sonoras realizadas por aquellos personajes que se encargan de recrear los sonidos en las películas y programas de radio, los “sonidistas”, que sólo son acompañadas por las imágenes generadas en un ecualizador.

Todas las obras son resultado de un tejido formado por investigaciones sobre diversos temas, como el sonido, el lenguaje, la comunicación, la tecnología y la música.

El centenario espacio del Laboratorio Arte Alameda le da el toque contrastante a las piezas tecnológicas y hasta futuristas que hacen que el visitante sea más perceptivo de la obra misma y no sólo ser un usuario de ésta, ya que en casi todas se puede interactuar de alguna manera.

Pocas veces se puede ver una exposición de arte donde el principal sentido estimulado sea el del oído, así que la visita a esta muestra es obligada para quienes gustan de cosas nuevas y poco convencionales porque ¿cuántas veces has oído hablar a las máquinas?