Constructores de imperios o el Schmürz

Crítica Chilango

Por Alfredo Álvarez

Boris Vian es de los pocos renacentistas que surgieron en el abrumado siglo XX lleno de “genios” baratos. Si buscas in- formación acerca de este galo, encontra- rás datos básicos: inventor, poeta, mú- sico y actor. Si escarbas un poco más, descubrirás que fue un amante del jazz que ayudó a Duke Ellington y a Miles Davis a triunfar en la clandestinidad del París de la posguerra.

Dada su crueldad, Los constructores de imperios o el Schmürz, que dirige Mario Espinosa, es uno de los textos más di- vertidos de Vian. En él retrata el ocaso de una familia conformada por León, Anna, Zenobie y el Schmürz (un perso- naje mudo que existe sólo para recibir el desprecio de los seres que lo rodean: sencillamente, la conciencia física de la familia), que habita un edificio colmado de ruidos insufribles, parecido a un la- berinto sin salida.

La dirección de actores de Espinosa lo- gra que José Carlos Rodríguez, Carmen Madrid y Patricia Yáñez impacten con su interpretación de esta familia tan común como entrañable; y si no fuera por la esce- nografía de Gloria Carrasco, quien diseña el infernal edificio, este divertimento de Boris Vian no lograría deslumbrar como lo hace. Los constructores de imperios o el Schmürz es una obra perfecta para vis- lumbrar que nuestra vida es tan cómica que debemos aprender a reírnos de nosotros mismos.