E. M. Cioran (1911-1995) fue un filósofo nacido en Rumania que después vivió en Francia donde también murió. Declarado apátrida, fue un maestro de los aforismos, su pensamiento es en extremo pesimista y nihilista. Nadie más convencido de la maldad de la humanidad que este escritor. Para muestra, las sentencias que abajo encontrarán de dos de sus obras.
Breviario de podredumbre (1949)
-Cuando uno se apercibe de que ningún motivo humano es compatible con el infinito y que ningún gesto vale la pena de ser esbozado, el corazón, con sus latidos, no puede ocultar su vacuidad.
-Vivir en la espera, en lo que todavía no es, es aceptar el desequilibrio estimulante que supone la idea de porvenir. Toda nostalgia es una superación del presente.
-El ser verdaderamente solitario no es el que ha sido abandonado por los hombres sino el que sufre en medio de ellos.
-Toda fe ejerce una forma de terror, tanto más temible cuanto que los ‘puros’ son sus agentes.
-En todo hombre dormita un profeta, y cuando se despierta hay un poco más de mal en el mundo.
-Cuando uno ha atisbado, por una intuición devastadora y fácilmente renovable, su propia inutilidad, es incomprensible que cualquier otro no haga lo mismo.
-Los desocupados captan más cosas y son más profundos que los atareados: ninguna empresa limita su horizonte; nacidos en un eterno domingo, miran y se miran mirar. La pereza es un escepticismo fisiológico, la duda de la carne.
-Cambiamos de remedios, al no encontrar ninguno eficaz ni válido, porque no tenemos fe ni en el apaciguamiento que buscamos ni en los placeres que perseguimos.
-Ayer, hoy, mañana: categorías para uso de criados. Para el ocioso suntuosamente instalado en el desconsuelo, y al que todo instante aflige, pasado, presente y futuro no son más que apariencias variables del mismo mal, idéntico en su sustancia, inexorable en su insinuación y monótono en su persistencia. Y ese mal es coextensivo con el ser. Es el ser mismo.
-No hay verdadera inspiración que no surja de la anomalía de un alma más vasta que el mundo.
-El verdadero héroe combate y muere en nombre de su destino, no en nombre de una creencia.
-Ni pacto con la vida, ni pacto con la muerte: habiendo desaprendido a ser, consiento en borrarme.
-El pensamiento es una mentira, como el amor o la fe. Pues las verdades son fraudes y las pasiones olores; y a fin de cuenta la elección está entre el que miente y el que hiede
-¡Rebajarse ante esos macacos encorbatados, suertudos, infatuados!; ¡estar a merced de esas caricaturas, indignas hasta de desprecio! La vergüenza de tener que solicitar algo, sea lo que sea, excita el deseo de aniquilar este planeta, con sus jerarquías y las degradaciones que comporta.
-La vida se crea en el delirio y se deshace en el hastío.
– La realidad es una creación de nuestros excesos, de nuestras desmesuras y de nuestros desarreglos.
-El poeta sería un tránsfuga odioso de la realidad si en su huida no llevase consigo su desdicha. Al contrario del místico o el sabio, no sabría escapar a sí mismo ni evadirse del centro de su propia obsesión: incluso sus éxtasis son incurables, y signos promontorios de desastres. Inapto para salvarse, para él todo es posible, salvo su vida.
-El amor adormece el conocimiento; el conocimiento despierto mata al amor.
Del inconveniente de haber nacido (1973)
-Mi facultad de decepción sobrepasa el entendimiento. Ella es quien me hace comprender a Buda, pero también es ella quien me impide seguirlo.
-Aspirar, en lo más profundo de uno mismo, a estar tan desposeído, a ser tan lamentable como Dios.
-Si entran en la lucidez tanta ambigüedad y confusión, es porque esa lucidez es el resultado del mal uso que hemos hecho de nuestras vigilias.
-La obsesión del nacimiento, al transportarnos más acá de nuestro pasado, nos hace perder el gusto por el futuro, por el presente y hasta por el pasado.
-Raros son los días en que, proyectado hacia la post–historia, no asisto a la hilaridad de los dioses frente al episodio humano. Hace falta una visión de repuesto, pues la del Juicio Final ya no convence a nadie.
-Reacciono como todo el mundo, incluso como aquellos a quienes más desprecio; pero me recobro arrepintiéndome de todo lo que hago, sea bueno o malo.
-Extraordinario y nulo; estos adjetivos se aplican a un cierto acto, y, en consecuencia, a todo lo que de él resulta: a la vida en primer lugar.
-La lucidez es el único vicio que hace al hombre libre: libre en un desierto.
-A medida que los años pasan, decrece el número de seres con quienes puede uno entenderse. Cuando no haya ya nadie a quien dirigirse, seremos al fin tal y como se era antes de sucumbir en un nombre.
-Cuando se rechaza el lirismo, emborronar una página se convierte en un infortunio: ¿qué sentido tiene escribir para decir exactamente lo que se tenía que decir?
-Es imposible aceptar ser juzgado por alguien que ha sufrido menos que nosotros. Y como cada cual se cree un Job desconocido…