Junto a la parrilla, las manos diestras de Cuqui voltean bisteces, acomodan cazuelitas con queso fundido, ponen a dorar tortillas hasta que quedan crujientes y en su punto. Cuqui es ante todo, una mamá, y no sólo porque este negocio ubicado en la colonia Cuauhtémoc es 100% familiar, sino porque todos los clientes y vecinos que la visitan han encontrado en ella una mamá adoptiva. Siempre tiene una sonrisa, un comentario divertido, o hasta un jalón de orejas para los que no hacen fila al momento de pedir su orden.

En Tacuqui todo es al carbón y no se usa una sola gota de aceite, por lo que venir a echarse uno o dos tacos, un volcán o una papita horneada a la parrilla es un gusto que puedes darte sin remordimientos. “La mayoría de mis clientes son de aquí de la Cuauhtémoc. Algunos son jóvenes bien guapos que se cuidan mucho y pasan aquí después del gimnasio, vienen todavía con sus maletotas y se comen algo para reponer energías después del ejercicio”, dice Cuqui, con una sonrisa pícara.

¿Por qué Tacuqui lleva este simpático nombre? Contrario a lo que muchos pensarían Cuqui no se llama Cuca ni Refugio, se llama Estela. Pero en su familia le dicen “Cuqui” por un personaje de la Televisión de antaño: Cuqui La Ratita. “Cuqui la Ratita siempre se preocupaba por llevarle a su familia lo mejor, siempre iba al mercado y como nuestra mamá nos recordaba mucho a ella, así la bautizamos”, nos cuenta entre risas su hijo.

Esa costumbre de alimentar a los suyos sólo con lo mejor no la dejó únicamente para sus familiares, sino también para sus clientes. “Algunas personas me preguntan por qué no cierro más tarde o por qué las cosas se nos acaban, pero es que yo prefiero traer todo fresco, todo del día, a vender cosas en mal estado o rezagadas. Llevo 12 años con mi puesto y aquí nadie se me ha enfermado. ¿Con qué cara voy a vender cosas sucias o de mala calidad, si la mayoría de mis clientes son vecinos y me conocen? Prefiero ofrecer una disculpa porque ya no hay, que vender porquerías”.

Sus productos estrella son los tacos de pollo, en los que te ponen un muslo entero. No son aptos para los que se hacen de la boca chiquita. También están los volcanes, hechos de tortilla al comal, crujiente y que al igual que todos sus tacos, tiene una buena dosis de frijoles de cazuela de barro. En la parrilla, los nopales, las cebollitas y las papas se calientan hasta quedar en su punto. Mientras los trozos de carne (longaniza, bistec, costilla) sueltan todo su jugo mientras se empapan del humo del carbón.

Como en todo lugar donde la comida es un éxito, las salsas juegan un papel fundamental. “La más brava es la salsa macha, que es la de la casa. Esa es de chile de árbol con aceite oliva. Tenemos la salsa roja, que es chile de árbol con jitomate, la verde tradicional y otras dos que también nos piden mucho: la salsa habanera y la de chile habanero con piña”.

Ojo: Tacuqui ha estado ubicado en distintos lugares, pero hoy por hoy se encuentran en Río de la Plata y Río Pánuco. También puedes pedirle al mágico Waze que te lleve, o confía sólo en tu olfato. El olor carne al carbón es signo inequívoco de que has llegado a uno de los lugares consentidos de la Cuauhtémoc.

¿Dónde?