Jueves, dos de la tarde. Antojo de pizzas, así que había que llegar a una de las mesas de Zampano, ocupadas la mayoría por oficinistas y algún adolescente.

Este sitio lleva varios años aquí, pero ha ido cambiando de dueño y de comensales. Antes podías escuchar a los Smashing Pumpkins… ahora te puede tocar alguna baladita de “la Pau”. Sin embargo, su sabor sigue siendo especial.

Hace calor y apenas si caben las pizzas en las mesas de madera, de aspecto descuidado, al igual que los bancos de la barra, pero aun así es un lugar acogedor, con sus paredes amarillas y sus cuadros de película vieja. Las meseras tardan en tomar la orden, pero se les perdona cuando llega la ensalada mariposa con esos detalles amargos de lechuga combinada con el fuerte queso gorda, lo jugoso y dulce de las uvas, y una vinagreta sutilmente ácida.

La pizza individual de huitlacoche es perfecta. Su masa es crujiente y el queso chiapaneco se mezcla muy bien con los champiñones portobello. Con la salsa de huitlacoche es inevitable experimentar cierto sabor a tierra, pastocito, de gusto fuerte. Aunque grasosita, la pizza no es pesada. Con la ruco supremo, otra de las especialidades, tus papilas gustativas se abrirán con lo saladito del pepperoni, del salami italiano y del jamón, mientras que con las aceitunas negras sentirás ese toque amargo contrastar con el queso y con la frescura de los champis, pimientos y cebollas.

Después de una pizza individual no queda espacio para el postre. Además las baladitas van en aumento. Es hora de la retirada.