Una cosa es ser romántico y otra es no poder leer la carta para pedir el vino y los platillos. La luz de las velitas es tenue. Hay quien recurre a la luz de un celular para poder leer la cuenta. Eso sí, el volumen de la música no es igual de débil y a veces es difícil escuchar a los demás comensales. ¿Qué hace uno en un lugar a media luz y con tanto sonido ambiente? Disfrutar de una de las esquinas más emblemáticas del Parque México y dejarse convencer de que el secreto de su éxito está en su interesante carta italiana. Una casona con estilo art decó, servicio distraído y como concurrencia una fauna en la que predominan “los condesos” adultos contemporáneos, que llegan ataviados con su indumentaria de trabajo. La carta es simple y directa y nos lleva desde los antipasti hasta las insalatas, pasando por los primi piatti, los seconde piatti y losdessert.

Como entrada, llega a la mesa un portobello alla griglia. Delicioso y finamente grillado, este hongo regala un sabor muy profundo y contundente.

El servicio puede andar un poco despistado, pero suele llegar a tiempo para informar sobre lo que trae la recomendada tagliata al rosmarino, unas interesantes tiras de sirloin a la parrilla que duermen sobre una cama de arúgulas. La carne se siente sabrosa, jugosa y con recuerdos a su paso humeante por la parrilla. La combinación de las hojas verdes con su sutil dejo picante cortan un poco el ataque del sirloin. Pero como los que llegan aquí buscan principalmente apagar su sed de pastas frescas, nos refugiamos en un profundo y tibio plato de linguini alla checa, una pasta larga con tomates frescos, aceitunas negras y alcaparras. Es una de esas recetas simples, sin estridencias y donde cada uno de los ingredientes se coordinan para sorprender. Curiosamente, siendo Italia un excelente referente en postres, el mesero se sabe de memoria las dos únicas opciones dulces: pastel de chocolate y tiramisú. La sonrisa trepa por la comisura de la boca al escuchar esta última palabra, pero el mesero responde con disparo sincero: “Sin queso mascarpone”. Termina siendo un pastel tradicional de crema que no tiene ni el ataque ni la potencia del tiramisú (¿sabías que en español significa “levántate”?).

Lo cierto es que Vucciria aún tiene su mejor ingrediente y gancho: la increíble vista del remozado Parque México.