Una de las cosas que mas apreciamos los amantes de la cocina, es la intimidad. No sólo se trata de buena comida, bebida y una compañia agradable, también se trata de tener un espacio íntimo y especial que no permita compartir romanticamente.

Vivant ofrece ese tipo de intimidad, que hace que nos volvamos discretos y pidamos estar a luz baja. También cuenta con una estupenda terraza con luz natural, ideal para hacernos felices.

Este lugar cuenta con una soberbia bodega de vinos, alrededor de unas 200 botellas nos esperan para hacer maridajes de buen sabor, fáciles de hacer porque la comida aquí es divina.

Las entradas en sí, son sencillas. Típicas de los menús internacionales: la crema a las finas hierbas, las crepas de pollo con salsa de cuatro quesos son opciones riquísimas si quieres empezar con buen pie tu comida. La sopa de mariscos, con ostras enteras y espinacas están entre las opciones más saludables del menú, así que aunque no te gusten las comidas de mar, bien vale la pena, probar.

Aquí no venden guisados sencillos si no platillos bien hechos y refinados, el filete de salmón con cuscús al grill, sobre un colchón de vegetales al vapor y salsa verde. El róbalo a la talla con puré y vegetales reducidos es otra de las ofertas gastronómicas más suculentas del menú. El robalo al vapor, envuelto en hojas de plátano con vegetales con puré de camote es una deliciosidad de la que somos muy fanáticos.