Es difícil conseguir el rastro del nacimiento de ciertas comidas. Por ejemplo, ¿quién inventó el taco?, ¿quiénes inventaron la sopa? pero si algo nos demuestra la historia de los alimentos en el mundo, es que mientras mas común sea un platillo más fácil es buscarle la pista.

Según las crónicas de la ciudad, la primera torta fue creada por Armando por allá, a finales del siglo XIX, durante una calurosa mañana en una casi rural Chilangolandia, en la que Armando se levantó y exclamó: ¡Chale! si no uso ese pan que está en la cocina, se me echará a perder. Mejor le meto todo lo que esté a la mano y ya está.

Así la armó y suponemos que gracias a ese impulso nervioso, los Chilangolenses heredamos la mágica facultad de hacer una torta con todo. Llevando su impulso a otro nivel y viendo que su invento sembró el hambre entre sus conocidos, Don Armando fundó la primera tortería de la ciudad.

Con más de 100 años, la Tortería Armando sigue llenando las barriguitas de su querido pueblo mexicano, con tortas de todos los sabores aunque la favorita es la de pavo: fresca y bien hecha. La de pierna adobada no tiene perdida, preparada con la antigua sazón que le diera el honorable Armando, sus cocineros se encargaron de seguir la tradición y el sabor original.

No sólo venden tortas, los sábados sirven un pozole riquísimo y un consomé especial (caldo Tlalpeño) que sirven antes de las tortas. El caso es que no hay que perderse este clásico de la ciudad, por cierto, si bien no es totalmente barato, se puede comer bien.