Lo interesante es cómo sucedió: los taqueros tenían su carrito en la calle y en el local de enfrente vendían máquinas de escribir. Ante la inminente quiebra, el propietario del local propuso una sociedad con todo y el carnicero que surtía la carne del puestecito. Lo importante es que se ha consolidado y ya abrió una sucursal muy cerca, en el Primer callejón de 5 de mayo.