8 de junio 2020

Taller de waffles te ayuda a hacer el desayuno: rico, rápido y sin sufrir

Taller de Waffles te ayuda a hacer el desayuno. Es la opción más rica, fácil, rápida y sin sufrir que encontrarás para desayunar waffles y chilaquiles.

Por: Margot Castañeda de la Cruz

Es lunes. Son las ocho de la mañana. Tienes antojo de waffles calientitos, suaves y apapachadores. No tienes tiempo o ganas de ponerte a cocinar o quizá ni siquiera tienes los ingredientes suficientes. Tienes de tres: 1) olvidarte de tu desayuno rico y agarrar una manzana del refri, 2) pedir unos waffles ya hechos hasta tu casa pero con el riesgo de que lleguen fríos y aguados, o 3) pedir el kit de Taller de Waffles con todo listo para calentar, servir y comer tus panquecillos en casa, recién hechos y sin más esfuerzo que calentar la wafflera. ¡Eso, eso!

Waffles y chilaquiles recién hechos sin esfuerzo

Waffle de salchicha, huevito y miel maple. Foto: Margot Castañeda, Chilango

Ests kits DIY waffleros son buena solución para los días de antojo porque llega todo porcionado y listo para calentar y servir –con sus instrucciones precisas–. La masa de waffles, una muy especial que desarrolló un panadero para hacer los waffles más sabrosos del barrio, viene en una manga plástica, así que solo necesitas cortar la punta con unas tijeras y vaciar la masa sobre la wafflera caliente (o sobre la sartén enmantequillada, en caso de que no tengas wafflera). La salsa de Nutella, la de frutos rojos y la miel también llegan listas en mangas plásticas para que solo viertas sobre tus waffles calientitos.

Salados, dulces (¡y en versión vegana!)

Puedes hacer las combinaciones que se te antojen o pedir las que ya tienen armadas en el Taller. En los dulces tienen el Seatle 1962, con salsa casera de frutos rojos, azúcar glass y fresas frescas; y el Ferrero 1964, con plátano, salsa de Nutella y nueces. En los salados está el Sweet Pork (delicioso), con tiras de tocino gordito bien frito, juliana de manzana fresca y miel de maple; y el Sausage & hash brown, con papitas, salchichitas de cerdo y miel de maple.

Si quieres lucirte, siempre se puede agregar algo más que tengas por ahí: canela, fruta fresca, chispas de chocolate… o huevo estrellado, tocino frito y salchichas asadas si el waffle que se te antojó es salado. Si te sobra masa: ¡al congelador!, ya llegará el día en el que la necesites.

Pronto habrá otras masas de waffles disponibles en el menú para hacer más divertidos los waffles y prometen mucho: masa con matcha, masa con galletas Oreo, masa con crema de cacahuate y la masa vegana que, según Bruno, está “incluso más rica que la normal, porque le ponemos chía tostadita que hace que el waffle quede crujiente rico”.

Taller de Waffles también tiene kits DIY de chilaquiles (Chill·A·Killers, les llaman) y son LA onda. Todo viene separado: salsa, totopos caseros, crema de rancho, queso Cotija (que traen de Michoacán), pollito… Está refácil: si los quieres para comer ya, pide la salsa caliente, emplata y sé feliz con tu desayuno fácil sin lavar trastes. Si los quieres para otro día, guarda la salsa en la nevera y cuando llegue el día del antojo chilaquilero: ¡tarán!, ya están, solo calienta y sirve.

La pandemia: oportunidad para Taller de Waffles

Waffle de frutos rojos de Taller de Waffles. Foto: Margot Castañeda, Chilango

Taller de Waffles es un negocio familiar y reabrió en plena pandemia como una cocina fantasma. Ha sido un hitazo por su oferta contundente, su buen servicio a domicilio y la alta calidad de sus productos. Bruno, socio fundador, quizo hacer todo “ready to cook porque me chocan los waffles fríos, húmedos o chiclosos —contó a Chilango—, los waffles deben de comerse calientitos, en su máxima expresión”. Por eso tienen muy controladas las zonas en las que pueden entregar waffles hechos, pero la cobertura en las que entregan sus kits “ready to cook” es mucho más amplia. “Además, cocinar tantito puede ser una actividad familiar padrísima”.

Bruno tiene una tienda/taller de bicis en la Juárez. En 2015 estaba en la Roma y ahí inauguró un servicio de café y waffles. El negocio creció solo, pero se tuvieron que ir del local por el sismo de 2017, así que Taller de Waffles llegó a Avándaro. Este año regresaron a la ciudad para abrir un nuevo local pero la pandemia les cambió los planes. Por ahora es una cocina fantasma con buenos productos y excelentes precios. Seguro crecerá y los volveremos a ver en un local.