Ubicado en la colonia Guadalupe Inn (que suena como un hotel en el que se hospedan los peregrinos el 12 de diciembre), Soy Doña Canela es ideal para los amantes (jijiji)… de la comida mexicana.

Soy Doña Canela es lo que esperarías escuchar entrando al restaurante y ver a una mujer sonriente de tenerte ahí y lista para atenderte. Aunque eso no pasa, el servicio y la atención al cliente son de lo mejor del lugar, y ¿cómo no? Hasta le hacen creer a uno que conoce a Doña Canela.

Si quieres aprender de vinos o no tanto pero quieres hacer que parezca, el equipo de Soy Doña Canela hace buenas recomendaciones aunque también hay un sommelier (que se traduce como “sí sabe de vinos”). Programan catas de vino por si de verdad quieres aprender y sumar sommelier a tu lista de talentos.

Te recomendamos el salmón a la parrilla o cortes al carbón, obviamente, con un buen vino que es el que te digan ahí o —como decimos todos los que no sabemos tanto de vinos— el que más te guste.

Doña Canela no se ve por ningún lado, pero la sensación de estar comiendo platillos hechos con cariño, entre amigos, son tan sanos como una buena copa de vino al día.