Tiene todo lo necesario para compartir el pan (en este caso la pizza) y departir con quien tú quieras, amigos, compañeros de trabajo, pareja o familia en un ambiente informal. Su amplia entrada deja escapar ese olorcito tan característico de las pizzerías y atrae cual flautista de Hamelín a los comensales.

Pero no hay que engañarse, este restaurante bar va más allá. Primero, por su menú tan italiano, que además de pizzas contiene ensaladas y platillos cuyos sabores proceden de originales combinaciones de ingredientes, todos naturales. Segundo, por su fresca y amplia coctelería. Y, tercero, por el amigable ambiente amenizado por música en vivo.

Inspirados en los sabores italianos, entre sus pizzas ofrecen la tradicional margarita, con mozzarella, jitomate y albahaca y la frutti di mare, con mariscos salteados al vino blanco. También, cortes de carne, como el filete gorgonzola, con salsa de queso y guarniciones de papas al romero y espinacas a la crema.

Y entre los postres destaca el fagottini di pere, que por su combinación de temperatura caliente con una bola de helado de cardamomo provoca una explosión de sabor en el paladar. Todos los helados son artesanales, de exquisitas mezclas, como el de albahaca, limón y menta. La carta de bebidas incluye una extensa variedad de cocteles elaborados con mezcales, tequilas, vodka, ginebra, ron e incluso whisky. El de la casa se llama Séptimo y lleva J&B, Ginger Ale, jengibre, limón, jarabe natural, clavo y soda.

El lugar es pequeño, de alrededor de 20 mesas, pero acogedor gracias a la tenue iluminación y a la amigable atención de su personal. Entre semana, atrae a muchos oficinistas y parejas, mientras que el fin de semana el ambiente es más familiar. También acuden grupos de amigos, de todas las edades, sobre todo en los horarios de música en vivo, en los que suele animar la banda Blues y Fuerza del Centro, que además de blues y jazz, toca algunos temas de rock clásico.