Si en algo estamos de acuerdo es que las quesadillas son lo más rico que hay y lo más versátil que existe. Las podemos comer a todas horas y de todo tipo: pollo, carne, pescado, flor, hongos y hasta peligrosos combinados como los de chicharrón con longaniza. Hay de todo en la viña del Señor y lo encontrarás en el Quesadillón Loco.

Este lugar es una de esas instituciones (créenos, no exageramos) en las que sabes que solo conseguirás excelencia. En este caso, en el fino arte de elaborar las tradicionales quesadillas. 

También te recomendamos: Tortería Armando

No hablamos de quesadillas para pitufos ni débiles de mandíbulas, hablamos de quesadillas de 70 centímetros de largo, capaces de hacer palidecer al mas glotón de los comensales. Tal vez te preguntes como comenzó todo…

Así surgió el Quesadillón Loco

Hace 41 años, Doña Pera tuvo un sueño: tener su propio negocio de quesadillas. Obviamente, en esa época la competencia también era feroz, pero en un atrevido movimiento de marketing, decidió llevar la extensión de su platillo a otro nivel y hacer las quesadillas más largas para hacer que los clientes volvieran. 

Y vaya si lo logró, de un pequeño puestito, ahora cuenta con un establecimiento con capacidad de 40 comensales y clientes fieles, capaces de seguirla hasta el fin del mundo. Y no solo Doña Pera atiende su local, al sol de hoy es un negocio familiar. La dinastía de la quesadilla. 

La cuestión es esta: hay quesadillas de todos los sabores: pollo, carne, picadillo, flor de calabaza, queso, hongos, papa, chicharrón, pancita. De hecho, si eso no es suficiente, glotón, puedes pedir una de 10 rellenos que puede pesar hasta 500 gramos de puro sabor. 

El lugar solo cierra los 25 de diciembre y los 1 de enero, así que no hay excusas para no ir. Solo ve con mucha hambre, porque aquí no hay lugar para los débiles.

También te recomendamos: Manjar