Propiedad del político Marco Rascón y socios, esté pequeño lugar ofrece en el menú las especialidades que Marco, en su faceta de cocinero amateur ha inventado.

Una lista de preparados basada en mariscos que convoca a una fiel concurrencia (sobre todo política) donde se vive un humor en el mismo sentido, es por ello que su marquesina asegura que este lugar no pertenece a Carlos Slim.

El espacio es cómodo y acogedor, una de las cosas que más se agradece es que no se encuentra en la zona más concurrida, aquí todavía se puede disfrutar de la terraza banquetera acondicionada con tablones.

Los platillos no son lo que regularmente se espera de un lugar de comida del mar, las porciones son abundantes y los preparados a veces resultan aderezados en exceso.

En algunos casos el sabor del ingrediente principal puede confundirse entre el recurrente picante o el dulzón sabor de la mayonesa. En la carta destaca una buena variedad de vinos blancos a buen precio. El servicio es atento y complaciente.

A pesar de todas las delicias que se pueden antojar, habrá que tener cuidado con la frescura de algunos ingredientes que no siempre son los mejores.

A lado tiene una tienda de productos gourmet donde venden hasta carne en fin de semana.