Si te has sentido juzgado en cualquier lugar por pedir algo de la carta que no tenga gluten, lácteos, azúcar y sea vegetariano, tranquilo. Tu martirio ha terminado. Este es un restaurante/cafetería/tienda de superfoods (alimentos funcionales) que te hechizará con su macumba orgánica.

Prueba un Tai Bowl: tiene una base de arroz sobre la cual te sirven pollo y verduras mezcladas en una salsa de cacahuate. También recomendamos los waffles de harina de soya y miel de piloncillo, el tabule con quinoa y las quesadillas o wraps con papel de arroz y toppings inimaginables como: hemp, chía, kale, ajonjolí o pepita de calabaza.

Tienen hasta departamento de botanas en el que te encuentras chips artesanales de camote, betabel y plátano o hasta chapulines para las ensaladas (mucho más saludables que los garapiñados).

Un plus, el pan, los aderezos y los spreads, como la tapenade, el pesto o la compota de higo, son hechos en casa. Y para que te dé el mal del puerco sin remordimientos, el Power Brownie; si descubres el ingrediente natural secreto que te está atiborrando de proteínas, fibra y vitaminas, en lugar de grasas saturadas, te lo regalan.

Otro punto a súper favor es que los utensilios y mobiliario son de materiales reciclados, la cocina funciona con fuentes renovables y lavan con detergentes biodegradables.

Detalle curioso: si compras algunos de estos alimentos funcionales, te los llevas en un frasco que, al regresar, podrás rellenar.