Ya me cansé de escuchar el mismo discurso: “Nuestra cocina se basa en el producto”. Y Meroma no es la excepción, pero cuando pruebas uno de sus platos, cualquier concepto se desvanece y las sonrisas comienzan a inundar la mesa. Mercedes Bernal y Rodney Cusic son los artífices de este nuevo restaurante de la Roma, donde las elaboraciones son sencillas, pero mimadas.

Para empezar, el local fue minuciosamente planeado por diseñadores y arquitectos mexicanos, entre ellos la Oficina de Práctica Arquitectónica y el arquitecto Pablo Kobayashi. La percha del sitio recuerda la estética de la serie que trajo de vuelta el old fashioned, Mad Men, coctel que puedes disfrutar en su planta baja con alguna botana, a.k.a. las alcachofas con jocoque.

Para algo más robusto, hay que atravesar una estrecha escalera. El menú es como la presentación en sociedad de una joven estadounidense, pues 16 es el número de platos con los que debuta el restaurante. Y tal como los cambios de humor propios de una adolescente, la carta se modifica de acuerdo con la materia prima disponible. Porque si en algo se caracteriza Meroma es en el uso de ingredientes provenientes de las chinampas, granjas y redes de pequeños productores.

Ejemplo de ello es la tarta de leche de cabra donde cada uno de sus elementos provienen de diferentes partes del país como Puebla, Texcoco y San Luis Potosí. Ya que empezamos con el postre, vayámonos en reversa. De fuerte recomiendo el cordero a la parrilla con lentejas y yogurt. Un plato del que se puede hablar, pero lo mejor es ir a probarlo. Un tiempo más y llegamos a la codorniz al carbón con salsa harrisa donde son evidentes los ingredientes mexicanos, sin perder su ADN africano del cual hay mucho, pero se habla poco en el país. Otro imperdible es el crudo del día con nuez, chile y perejil frito, al cual hay que agregarle unas gotas de limón amarillo para potenciar su sabor.

Para disfrutar Meroma no es necesario saber de dónde viene todo lo que está en el plato, basta con que lo saborees. Aplausos a esta apertura en la Roma, que me atrevo a decir que, a pesar de ser discreta, fue una de las mejores de 2017. Y eso que sólo lleva unos meses de vida