Por Mariana Camacho

Es una buena noticia que se sumen enla ciudad espacios como EnoTK, dondeel vino es el principal protagonista. Mucho mejor si esos vinos se sirven (variosde ellos) por copeo, con la buena intención de que el comensal pruebe, a ojo debuen vinero, dos o tres etiquetas en unamisma visita.
Esta idea se la debemos a dos socios:Thomas Kiefer, quien decidió cerrar elrestaurante Acquarello (ubicado en lamisma esquina de Masaryk) para abrirun lugar mucho más casual y accesible anuestros bolsillos; una transición para la que el sommelierLuca Gardini (campeón mundial de sommeliers 2010) seencargó de la selección de etiquetas disponibles (unas 350,varias italianas), haciendo delvino una buena opción parael aperitivo, un hábito que loschilangos deberíamos adquirir al salir de la oficina.
La mayor recompensa dela carta diseñada por Gardini es que en los vinos por copeo incluyengrandes bodegas italianas, como Gaja (delfamoso enólogo Angelo Gaja), Sacicaia(una bodega en el corazón de la Toscana) y otros como el Barbera MascarelloGiuseppe e Fligio (de Alba).La comida le corresponde en sencillez al vino con platos de cocina italiana,como los embutidos y jamones que sonbuenos si decides hacer una visita breveen la barra y picar algo.
Si prefieres quedarte en lasala, éste es el plan ideal: empieza con algo frío, como battuta al cotello (carne cruda,cortada con cuchillo) o la burrata, ese queso hiperfresco,que tiene una agradable consistencia mantecosa que loconvierte en uno de los mejores amigos del pan.
Las ocasiones para visitar este lugarpueden ser varias: el aperitivo (repito,nada mejor que un par de copas despuésdel trabajo), recrear el cliché (no por ellomenos válido) de una comida italiana enpareja o, si eres muy clavado en el asuntodel vino, un tour enológico con etiquetas italianas que no encontrarás en otrosrestaurantes. Tú decides.