El servicio es totalmente amable, pero la comida tan mediocre que dan ganas de “armar un tango.
Si tu prioridad es el trato amabilísimo y el ambiente cálido, éste es el lugar para ti. Los dueños de este sitio están decididos a hacerte partícipe de una fiesta bohemia “como las de antes”, en donde alguien tomaba la guitarra y todos los amigos participaban en el canto. Lamentablemente, en la cocina, la calidad de algunos ingredientes deja mucho que desear. Evita la chistorra como un agujero en el estómago y no se te ocurra pedir tu carne “bien cocida”. El parrillero tiende a secar los deliciosos jugos del bife de lomo (que de cualquier forma es el más seco), así que el mesero acabará ofreciendo disculpas o un baño en salsa de champiñones. Las pastas y las sopas, aunque ultraconvencionales, la libran mejor. Lo que sí puede decirse, en honor a la verdad, es que La Biela se distingue por su rapidez en el servicio y sus precios comparativamente menores a los de otros argentinos en la misma colonia. Hay paquetes hasta de 390 pesos por comidas completas con vino chileno, y se puede asistir con un grupo “de la oficina” sin temor a que la estancia se haga eterna. Las pizzas tampoco son malas, en especial la de cuatro quesos. Los fines de semana vale la pena ver el espectáculo de tango. El jueves se presenta un cantante con guitarrista, aunque viernes y sábados se puede disfrutar de la chispa de una pareja bailando tango en un minúsculo tablado.