Nombrar un restaurante en honor a una celebridad, no es nuevo. Bowie y Lennon son dos claros ejemplos. Pero una renovada casona en la Roma quiso rendirle tributo al emblemático escritor Jack Kerouac –quien en algún momento habitó la colonia– a través de un lugar especializado en carne dry aged.

La carta del lugar peca de simple, se compone de apenas un sexteto de entradas –poco afortunadas–, un cuarteto de especialidades y otro de carnes añejadas con sus respectivos sides. Estas últimas son su fuerte, pues no es algo común de encontrar en la ciudad –culpemos su alto costo–. ¿Qué las hace tan especiales? Tras reposar entre 30 a 90 días a una baja temperatura, las enzimas rompen el músculo y los tejidos de la proteína, resultando en una carne con un sabor más intenso y una textura más suave en boca.

Aunque si el hambre no es mucha, puedes dirigirte a Vollmer. Un coqueto bar ubicado en la primera planta donde se sirven tragos de autor con tepache, mezcal y combinaciones como Eddie –licor de manzana, whisky y jugo de manzana–, Visiones de Cody –Chartreuse, Ancho Reyes y jugo de toronja–, o el Coctel de Beth –mezcal, frutos rojos y chipotle–. Todos ellos bautizados bajo el nombre del algún personaje de las novelas de Jack.

Además de la mixología, una cincuentena de etiquetas bautizadas como “vinos raros” componen el menú de bebidas. La idea es ofrecer caldos poco comunes que conjuguen con cada plato de la carta.

El despliegue gastronómico es rodeado por un cuidado interiorismo donde las maderas, los tonos verdes y dorados predominan. Un acierto visual patrocinado por un cuarteto de despachos de diseño: Obra Gris, Chapoy, NUGAR y Catorce Días, que combina con el jazz que se escucha de fondo.

Kerouac invita a pasarla bien, aunque con apenas un par de meses abierto, el concepto culinario no ha terminado por cuajar. Después de la notable inversión, ojalá que logre hacerlo.