En Frutos Prohibidos y Otros Placeres hay que tomar decisiones: ¿jugo de guayaba, toronja o zanahoria? ¿Con chaya, fresas o alga espirulina? Hay que decidir pronto si no quieres padecer las miradas de pistola que esperan atrás de ti.

Para amantes de la vitamina C, un adictivo jugo de naranja o mandarina con guayaba (que le da una textura granulosa) y un toque de jengibre que lo pone picosito y oriental. Después, una ensalada Grusha: roquefort, pera, lechuga francesa e italiana y aderezo acidito de mostaza de Dijon, ligeramente amargo para hacer juego con el amarguito picante del queso. El conjunto se suaviza con la pera que, aunque endulza, también es agarrosa, como el queso. Hay que aderezar con precaución para no aplastar la ensalada ni saturar el paladar.

Aquí los pecados son sándwiches calientitos en un pan especial que se aplana y enrolla como taco (en la cocina se ven las grandes hogazas). El pecado natural trae espárragos, queso de cabra cremoso cubierto de ceniza y aguacate. Normalmente los espárragos están crujientes, pero a veces los cuecen demasiado y se empatan con la textura del aguacate y el queso, con lo que todo se apelmaza en la boca. Aun así está rico y va bien con un poco del chipotle que ponen en la mesa.

El lugar es fresco, ideal para días primaverales y antojos vegetales e informales. También hay tentaciones dulces, como el pecado celestial, que es un plato de fresas y plátano con nutella, queso crema, Hershey’s y nuez, y el pecado angelical, manzana con miel, queso crema, nuez caramelizada y canela o incluso brownie de chocolate. Antes de las 14:30 te ahorras la cola y escoges lugar. Más tarde corres el riesgo de comer parado.