El lugar

Este es uno de los grandes descubrimientos inesperados que ha tenido durante 18 años un recorrido nomádico en la zona Roma-Condesa.

Originario de La República Argelina Democrática y Popular, Said Haseni (el alegre sabio) llegó de Paris a Chilangolandia hace unos treinta años persiguiendo a una mexicana y resolvió quedarse aquí por alguna razón. Presume con orgullo jamás haber pagado mordidas a inspectores y tiras.

El lugar es un impecable puesto plegable color rojo que Said transporta en su combi de los 70. Said educado y pulcro como él solo, viste una flamante filipina roja coordinada con una gorra de la misma tela con la palabra Falafel bordada al frente. Te lo encuentras por las noches de miércoles a jueves hasta las 2 de la mañana sobre Nuevo León casi llegando a Mexicali. A este sofisticado personaje le molestan los juniors maleducados que salen borrachos del antrito de moda.

Qué comer

Said platica lo poco democrático de Argelia mientras abre con su cuchillito un pan pita calientito y lo empieza a rellenar de jitomate, pepino muy frescos partidos en cuadritos con lechuga e intercalados con las bíblicas bolitas de haba recién salidas de la impecable freidora. Encima le pone un poquito de salsa blanca de ajonjolí y un toque semipicante de salsa verde o roja. Para tomar tiene boings en lata que le pegan muy bien a estos sandwichitos del desierto.

Yo no sé porqué, pero siempre que voy se detiene gente a preguntar que eso del falafel e insisten en confundirlo con el kepe o kibbeh árabe que son las bolitas de carne molida.

Tip Chilango: Cincuenta baros son suficientes para darte un falafel y un boing. (La propina es muy agradecida)