A primera vista El Nuevo Charleston no es un lugar del que te enamoras (principalmente porque la decoración no es lo más acogedora ni la vista a Insurgentes la mejor). Aunque este detalle se olvida con la comida y atención del chef anfitrión, Alberto Silva (siempre presente).

Aquí, la especialidad es el cabrito,y «no al estilo norteño», aclara el chef, sino al horno: una suave pieza de carne  (que puedes cortar sin cuchillo), marinada durante veinticuatro horas en finas hierbas, acompañado de guacamole, frijoles y tortillas de harina (esas sí, muy norteñas).

Antes puedes empezar la comida con unos tacos de mero al pastor, con doble tortilla, piña, cilantro y cebolla morada (casi como comer cochinita) o unas tostadas de marlin al chipotle.

Para los que gustan los sabores penetrantes el plato  favorito del chef son las costillas de cordero en salsa de romero y ajo. Y en la parte mexicana del menú encuentras platillos de temporada como los escamoles a la mantequilla y gusanos de maguey.

Si por alguna razón llegas al postre (después de tremendo atracón) hay un pastel de elote muy rico: tiene sabor casero, es esponjoso y lo sirven caliente con helado de vainilla.

La carta de vinos es muy breve, aunque para maridar se vale pedir una cerveza.