Hay restaurantes que albergan sorpresas, que por fuera no parecen la gran cosa, e incluso suelen pasar desapercibidos. Deleite 124 es así. Sinceramente no parece que tuviera mayor importancia como restaurante, pero no es verdad, tiene una clientela leal que lo llena, sobre todo en horas de comida.

Ahora bien, es cierto que por fuera parece frío e impersonal pero por dentro es súper acogedor y muy íntimo. No podemos decir que sea ideal para una cita romántica pero funciona muy bien como lugar para comer con los compañeros de trabajo, porque el ambiente invita a relajarse un poco.

El menú es de comida corrida: sencillo, rápido de hacer y de comer. El espagueti poblano es un favorito del menú: verdecito, cremoso y al dente. Funciona mucho si decides acompañarlo de pollo a la plancha, así complementas el sabor de la pasta.

Hablando de pollo, otro favorito del lugar es el mosaico de pollo con guarnición de arroz y ensalada, uno de los platillos más solicitados del menú.

La lasagna de res a pesar de que parezca un platillo especial, aquí es un platillo común y lo puedes encontrar cualquier día, porque el menú cambia todos los días, así que no esperes repetir el mismo platillo dos veces.

El menú diario incluye postre, el cual puede ser gelatina o galleta, como veas. La verdad, es que es un restaurante pequeño y acogedor. No es para nada gourmet, sin embargo es honesto y sencillo, lo cual es genial si necesitas ir a comer prontito antes de que te regañen en la oficina.