Desayunar en Degú es una de esas experiencias reconfortantes para el paladar. Pau Márquez, la chef, se ha encargado de crear un menú apetecible para las mañanas -como si lo prepararas en casa- a base de molletes (con pico de gallo tradicional pero con un toque de pepino), omelettes (con jamón de pavo, espinacas, nopales o champiñones), pan francés con manzana, y las estrellas, los chilaquiles.

Hechos con tortilla deshidratada, espolvoreados con queso manchego y bañados con crema y salsa de chile poblano (o verde), tal vez sean el mejor ejemplo de lo que esta casa de comidas quiere expresar: platillos saludables que no están peleados con el sabor y el sazón casero.

Degú, contracción mexicanizada de ‘delicias gourmet’, prefiere dejar en el nombre lo pretencioso y concentrarse en la presentación de su comida y en los toques inesperados a los que llega a través del uso de ingredientes frescos.

Es el caso de la chapata gourmet, donde saltan a la vista cada uno de sus componentes, como el aguacate, el pepino, el jitomate, el queso, y deja para deleite la sensación de ser una opción muy rica y fresca gracias a la manzana verde que también trae.

En cuanto a comidas, el platillo principal puede ser arrachera, pescado, pollo o queso a la plancha, sin una gota de grasa. Pero si eres más exigente que eso, la chef propone además un plato del día que varía, sólo por mencionar algunos, entre el pescado empapelado o al pastor, el pollo con verdolagas o en wok. Todo está muy bien servido, no hay que preocuparse por la porción ni por el precio, pues aunque seas de buen diente, no serán más de $200.

Cada vez que visites este pequeño espacio en la Condesa, tendrás la certeza de que encontrarás algo diferente porque sus básicos son la variabilidad y la flexibilidad, así que no temas acercarte a la cocina y proponer.