Ilán Pomerantz y Óscar Martínez iniciaron su gusto por la nariz: su puerta de entrada fueron los diplomados que Jesus Diez daba en Tierra de Vinos. Su entusiasmo llego a tal punto, que ahora son los anfitriones de su propio restaurante.

Su porpuesta es un tipo de cocina internacional urbana (esa, que nada tiene que ver con lugares clásicos como el Bellinghausen o los Canarios), con toques orientales y mexicanones, principalmente. Su menú, está definido por los diferentes escenarios de una ciudad: “Las casetas” son las entradas, “De la calle” son las sopas, “Parques” son las ensaladas.

Una de sus cartas fuertes son los desayunos que sirven como buenos tempraneros a partir de las ocho de la mañana: tienen conchas de chocolate que llegan a la mesa recién salidas del horno: la cubierta se deshace y el sabor mantequilloso se queda en la boca, largo, largo, rato. Venden también huaraches “por talla”: de veinticinco a treinta centímetros, con guarnción a elegir según tu antojo y apetito.

Para la comida, te recomendamos empezar con una ensalada de atún al vino tinto, son trocitos del filete bañados en la reducción y acompañados de una generosa porción de lechuga y vegetales. Eso, si quieres iniciar ligero. Sino, te recomendamos por mucho ir a la segura con la hamburguesa: mitad salmón, mitad carne de res, servida en un gran bollo hecho en casa y lechuga, jitomate, mayonesa de la casa y un aro de cebolla empanizado. Obviamente viene acompañada con una dotación de papas a la francesa. Sugerimos, no agregarle ningún otro aderezo, no lo necesita.