Aunque la esquina en la que se encuentra este restaurante no es la más afortunada de la zona, una vez que llegas al lugar esto queda en segundo término. Es chiquito informal y perfecto para salir a cenar un miércoles por la noche. Su cocina se centra en especialidades tailandesas y chinas, sin caer en platillos extremadamente exóticos. Eso si, hay mucho curry verde y rojo, también noodles, fideos, pollo, camarones, carne y vegetales que se repiten en diferentes platillos de una carta que no abusan en su extensión.

Lo más rico para comenzar (aunque ellos insistan en que son los rollitos primavera) son los dumplings de pato rostizado con hongo shiitake: son cuatro piezas de pasta muy suave, relleno abundante y una salsita dulce. Si te gustan los sabores perfumados, la sopa de coco viene bien, con trozos de pollo y champiñones que le dan sustancia. Si prefieres entrar en lo condimentado y picante, prueba el arroz jazmín bañado en salsa de curry verde con muchas nueces de la india y vegetales; puedes elegirlo vegetariano o con pollo, camarones, o carne de res. Para el postre hay más arroz jazmín pero con leche de coco, muy parecido al convencional pero sus sabores se inclinan más a los cítricos que a los acanelados. Si vives por la zona, tienes servicio de entrega a domicilio.