Su sabor fresco y dimensión reducida son buenos para abrir el apetito.

Después un mac n’ cheese, igualmente escaso, compensa su tamaño con lo crujiente del queso gratinado y lo sedoso de la pasta al dente. Uno de los platillos más pedidos es la torta ahogada que si bien puede devorarse en tres bocados, es igual de picante que una torta jalisciense de tamaño regular.

La estrella del lugar llega en el postre: sus helados, únicos y deliciosos. El de mazapán, es como morder el dulce de cacahuate pero en una versión granulada y cremosa. Lo mismo ocurre con el de flan, que tiene los toques de azúcar a punto de caramelo que tanto nos gustan.

Aprovecha que en este sitio todo se presta para compartir y arma la sobremesa en la terraza con esos pomitos: un Jägermeister chaparrito (que rinde para nueve shots) o un vino tinto chileno y económico, repartido en dos copas. Dejamos el maridaje a tu elección.